ENTRE VALLES Y MONTAÑAS

Hoy, continuamos conociendo nuestras comunidades y su trabajo, su misión, su pastoral, su entrega en el día a día. Porque el conocernos como comunidad y reconociendo nuestros dones a la luz del que es la Vida, nos sentiremos unidas, perseverantes y entregadas en aquello que realizamos, sabiendo que toda nuestra fuerza viene de Aquel que nos llama como Misioneras Agustinas Recoletas.

Los caminos que va marcando el Señor, siempre o en su mayaría son nuevos. Sabemos que Él es “el Camino, la Verdad y la Vida”, por eso, la invitación constante es a estar disponibles por los derroteros que nos va mostrando. Nuestro andar misionero por Cochabamba-Perú, está marcado por la humildad y sencillez, por la alegría y la caridad, por la entera disponibilidad para ir en busca de quien necesita cercanía, de una palabra de aliento y de quien necesita ser escuchado y consolado.

Son muchas las comunidades que están alrededor y nuestros pies siempre están en marcha en medio de valles y montañas, por senderos a veces estrechos y difíciles de andar, pero con la certeza de que nuestra llamada a ser signos vivos de esperanza, nos empuja al encuentro con nuestros hermanos más necesitados, como los enfermos y los ancianos.

Nuestras visitas a las familias quieren ser encuentros llenos de fraternidad, la formación a catequistas quiere ser el continuo acompañamiento que Jesús daría a sus discípulos para seguir extendiendo el Reino.

Somos misioneras que sueñan con una evangelización que muestre el rostro vivo de Jesús resucitado en tiempos de ciencia y tecnologías avanzadas, pero desde lo más pequeño, donde tal vez, las redes no alcanzan a entretejerse por la falta de señal de internet, pero con la disposición de abrir las puertas sin distinción de personas.

Somos agustinas, con nuestros gestos, mostramos que se puede vivir en comunidad y amistad, que con lazos de respeto, paz y justicia hacen realidad la llamada a la comunión.

 

Secretariado de Misión y Secretariado de secretaria y Comunicación