ENCUENTRO DE EXALUMNAS, PALMIRA

Cilia Sánchez, exalumna nuestra, de Palmira, Valle, sabiendo que yo estaba en Cali, hablando con sus compañeras, me hizo llegar la invitación para el 11 encuentro de exalumnas del colegio Santa Rita de Palmira, Valle.
Llegué a Palmira, junto con Sor Clemencia Inés (Hilda Inés Cortés), y Sor María Cristina Fonseca (Flormaría Fonseca), hacia septiembre del año 1962. En ese momento me llamaba Sor Martha María. Inmediatamente comenzamos nuestras clases con las alumnas de bachillerato, de 3° a 6°. En este primer curso de trabajo tuvimos una mezcla de clases para dictar, pero a partir del siguiente año escolar, sor María Cristina tomó las biologías, sor Clemencia Inés física y química, y yo español y literatura y en algún momento filosofía.
En julio de 1966 fui trasladada a España con el fin de estudiar. Acabábamos de terminar el curso escolar 1965-1966. En ese momento, los exámenes finales de las alumnas de último año, o sea sexto grado, eran calificados por dos profesores, uno, su propio profesor, y el otro, el profesor de un colegio asignado. En ese momento fue el colegio Cárdenas. Las alumnas presentaron sus exámenes que fueron entregados al profesor del Colegio Cárdenas. Yo tuve que viajar a Bogotá para preparar mi viaje a España y no tuve la oportunidad, ni de conocer las notas que el profesor dio a mis alumnas, ni de corregir sus exámenes. La hermana directora de ese momento, sor María Ortiz de la santa faz (sor Nohra Ortiz), había decidido colocar como nota del colegio, la misma entregada por el profesor del Colegio Cárdenas.Pasados unos meses, estando yo en España, en algún momento, sor María me hizo saber que nuestro colegio había recibido una felicitación del colegio Cárdenas, porque todas las alumnas habían obtenido la máxima nota en español y literatura, por sus conocimientos, su ortografía, su redacción. Eso me alegró, pero no tuve ocasión de comunicarme con estas exalumnas.

Pasaron los años y como dije al comienzo, fui invitada a la reunión de exalumnas. En el fondo estaba nerviosa y contenta. Le daba gracias a Dios por poder encontrarme con las que habían sido alumnas mías hace 62, 61..58 años. Yo recordaba rostros, los nombres de algunas, pero lógicamente no de todas y además, en 60 años, se ha cambiado.
Llegó el día esperado, 13 de abril de este año. Como habían dicho, a las 9:00 de la mañana me estaban llamando a la portería, venían a recogerme. Eran, Amparo Arosemena, Lida Durán y una hermana de Socorro Motoa, quién encargó que me recogieran.

Llegamos pronto al club campestre y ya había muchas exalumnas. Desde la entrada me iban saludando y reconociendo. Hicimos la inscripción y pasamos al salón. Me esperaba Cilia Sánchez en una de las mesas. Cada mesa tenía el año en que se habían graduado. Si eran pocas, en una mesa había de dos o tres años. En la mesa donde me coloqué estaban exalumnas de los años 1962, 1963 y 1964. Esos cursos eran muy pequeños y algunas están en el exterior. A las 12:00 am comenzó la Eucaristía.

El sacerdote, hizo un extenso saludo felicitando a las exalumnas por estos encuentros que en este momento han llegado al número 11. Las felicitó por sus valores y vivencia cristiana, recordó sus familias y al colegio. Pidió un aplauso para las religiosas MAR y se alegró de que estuviera una presente. Yo hice una de las lecturas de la Eucaristía.

Las exalumnas estaban en lo que estaban, mucho silencio y respeto. La homilía también fue larga, pero todas estaban muy atentas. Me llamó la atención que muchas comulgaron. Terminada la misa, hubo momento de charla y empezaron a llegar los músicos. Todas se veían muy contentas; más tarde vino el almuerzo. Había dos puntos para recibir el almuerzo y fuimos pasando poco a poco. Nadie tenía prisa. Había mucho que hablar. Terminado el almuerzo, empezó la música y fueron saliendo de todas las mesas, de todos los cursos, al amplio espacio. Bailaban solas o en pareja o en círculo, o formando tren. Todas acogían lo que se iba presentando. El ambiente era alegre, acogedor, de amistad, fraternidad, compañerismo. Yo disfrutaba de verlas y en algunos momentos me paré para tomar alguna foto. En un determinado momento, hubo un pequeño descanso, pero pronto entraba un grupo que se había vestido con camisetas largas en las que había dibujado un esbelto cuerpo femenino en bikini. Era gracioso. Así bailaban y disfrutaban. Se reunieron 120 exalumnas, en un ambiente espectacular. La armonía, el buen gusto, la amabilidad, la acogida. Todo eso era lo que se percibía. Hacia las 6:00 p.m., comenzaron a retirarse. A nosotras nos recogieron a las 6:30 pm.

Doy muchas gracias a Dios que me permitió estar con este grupo de exalumnas que recuerda el colegio, pero sobre todo que viven en un ambiente de fe, de alegría, de fraternidad. Creo que ellas no solo disfrutaron, sino que salieron fortalecidas para continuar la tarea que Dios les ha encomendado, como esposas, madres, abuelas y bisabuelas.

Elsa Gómez Galindo. Mar.