PASCUA DE NUESTRA HERMANA JESUSA SARASOLA.

 MONTEAGUDO, ESPAÑA

“Oh Dios mío, conózcate a Ti, conózcame a mí… 

El día 5 de abril a las 10.30 am,   jueves  de la octava de Pascua, el Señor Resucitado visitó  nuestra comunidad de Monteagudo para concederle la “Paz” plena  a nuestra hermana Jesusa Sarasola Imaz, quien recibió en la vida religiosa el nombre de María Izaskun de San Agustín. 

Jesusa nació el 18 de febrero de 1927, en Anoeta, Guipúzcoa, España; en el hogar conformado por Marcos Sarasola y Paula Imaz.  Fueron 8 hijos: Aniceto, Ignacio, Jesusa, Antonio, María Cruz, (Religiosa) Pedro, Hilario y Juan Mary. Sus padres los educaron en los valores cristianos. 

Inició el postulantado el 22 de abril de 1959. El noviciado el 28 de noviembre de 1959, realizó su primera profesión el 29 de noviembre de 1960 y la profesión perpetua el 29 de noviembre de 1965 en Monteagudo. 

Realizó estudios de comercio, bachiller, informática. Recibió título de Auxiliar Clínica-puericultura en Pamplona. 

Jesusa a lo largo de su vida reconoció que el llamado de Dios lo experimentó a través de la piedad religiosa. Escogió la Congregación por ser Misionera, llevando alivio a los enfermos, servicio que prestó con gran dedicación. Puso al servicio de la comunidad sus cualidades humanas y espirituales. Recordamos los diversos lugares por donde pasó haciendo el bien como fueron: Tolosa, Triana, Colegio de Granada, Clínica de Pamplona, Residencia de Pamplona, Valladolid, Arcos de Jalón, Alhendín, Monteagudo. Se desempeñó como superiora, enfermera, secretaria, y oficios varios. Amó  la Orden Agustiniana y tuvo especial cariño a los PP. Agustinos Recoletos.

Como Misionera Agustina Recoleta compartió su vida con las hermanas de la Congregación, siendo reconocida por su disciplina, seriedad y responsabilidad en todo cuanto se le encomendaba. 

Los últimos años, la enfermedad la fue debilitando y las hermanas la atendieron con mucho  cariño;  ella  compartió la vida con   las demás hermanas. Nuestra vida es un proceso de purificación necesario para el encuentro con el Padre. La largueza de su edad y enfermedad realmente la purificaron; terminó su vida de la mano de las hermanas, de la Santísima Virgen¸ preparada para abrazarse al Señor, santiguándose antes de partir y con una sonrisa serena del que sabe que ha cumplido bien su misión. Hoy despedimos a nuestra hermana, dando gracias al Señor por sus 91 años de vida y 58 años de vida consagrada.  Ahora proclama el honor y la gloria, quien llegó a la meta. 

Ruega ahora por todos los que continuamos peregrinando. Nos unimos en oración de alabanza en la Eucaristía, máxima expresión del amor de Dios. 

 

{gallery}sarasola, limit=0,random=1,width=200,height=100,gap_h=20,gap_v=20,displayarticle=1{/gallery}