Un lugar de paz, acogida, amor, para los más necesitados.

El Hogar San Camilo, es un hogar para personas de la tercera edad, sobre todo, para aquellas que no tienen familia, que no tienen recursos, que no tienen vivienda.

 

¿Cómo llegó a ser realidad este Hogar?

Podemos resaltar, en el Hogar San Camilo, cinco etapas.

  1. En el año 1989, la hermana Luz Dary Cardona, en ese momento religiosa Misionera Agustina Recoleta, al ver en el barrio tanto anciano descuidado, pasando necesidad, comenzó a acogerlos en la guardería, durante el día, y a darles algún alimento.
  2. El padre Cirilo, al conocer el grupo de ancianos y ver la realidad de soledad y abandono, compró una casa con un pequeño terreno. En el terreno construyeron un kiosco con techo de paja, se hizo un estanque y ahí se atendía a los ancianos. Después se hizo otro kiosco con techo normal.
  3. Se ve la necesidad de construir un ancianato. El padre Cirilo gestionó el terreno. Funcionaba junto a la casa comprada, una cooperativa con una bloquera, para ayudar a la construcción. Al cargo de ésta estaba la hermana María, religiosa camila. Cuando en Barranquilla la construcción decayó, también la bloquera sufrió y fue dando pérdidas. Al escuchar sobre el proyecto del ancianato, la hermana María ofreció generosamente ese terreno de la cooperativa para ese noble fin.
  4. Se gestionaron recursos y se construyó una primera etapa, con nueve  habitaciones para veinte ancianos. Esta parte se inauguró en el año 2001. Después se compró otra casa anexa y se fue ampliando. Inicialmente los ancianos llegaban a misa a un lugar poco espacioso, dentro de predio. Poco a poco se fueron comprando más terrenos de la cuadra. Como no había dinero, en ellos se organizó una cancha de fútbol.
  5. Con el tiempo se construyó la segunda etapa contando en total de 25 habitaciones para un total de 65 ancianos. Se inauguró en el año 2007. Este año estuvo lleno de bendiciones para el barrio La Paz, pues además de inaugurar la segunda etapa del Hogar, se inauguró la Biblioteca renovada, y se ampliaron las aulas y servicios en el Centro de Rehabilitación San Camilo.

El Hogar es muy amplio, con buenas habitaciones para dos o tres ancianos, cada una con su baño; un hermoso patio, una capilla, cocina amplia y aireada, buen comedor, plantas, flores, una fuente, un kiosco. Pero sobre todo ello, está el trato cordial, humano, acogedor, comprensivo de todos los que trabajan en el Hogar. Hay programas especiales para atender las necesidades de los ancianos. Y no solo se atiende a los ancianos que viven en el Hogar, sino que de lunes a sábado, se acoge a 120 ancianos del barrio quienes pasan la tarde bien acogidos, entretenidos y con buena merienda.

A este Hogar llegó como directora, en el año 2011, pedida con insistencia por el padre Cirilo, nuestra hermana Verónica Amaya quien continúa como directora, con gran entrega y generosidad.

 

 

HOGAR SAN CAMILO

 

Cuando despierto, los domingos,

recuerdo con gran gusto

que hay misa en el Hogar.

 

Allí todo es hermoso:

su estructura, sus colores, sus espacios.

Hay quien dice: ¡Oh,… un lugar de cinco estrellas!

Los mayores, amables, saludan con cariño

da gusto verlos todos limpios, relucientes.

Familias de vecinos acuden presurosas,

es Domingo, día del Señor

Los jóvenes cantores preparan los micrófonos.

Ya está todo listo: la mesa, los cirios, el ambón.

Y asomando por ahí, el buen padre Cirilo

con una gran sonrisa saluda a los presentes

y se alista para la celebración.

 

Canta el coro y empieza la oración.

 

Todos con fervor seguimos  los pasos:

el perdón, las lecturas, la homilía…

Miramos a los lados, algún mayor dormita.

De pronto, la hermana Verónica, 

o también una enfermera,

se levantan de su puesto,

se acercan a un anciano

y con gran cariño lo miran y acomodan.

A veces hay sorpresas, se escuchan voces blancas.

Son las niñas que comienzan a cantar.

 

Y así llega el momento de la paz.

 

 

Tendemos la mano al más cercano;

el padre Cirilo recorre todo el patio,

abrazo o beso o mano,

a cada uno con su nombre, da la paz.

Y al finalizar, nada se escapa,

De todo hace mención,

ya sea que llegó un nuevo huésped,

o, tal vez, alguien cumple años, 

o, unas bodas de plata de casados,

todos nos unimos en el canto y felicitación.

Termina la misa y quieres conocer algo más.

Te metes en los cuartos, cómodos y limpios,

 te vas a la cocina, reluce y se oye la pregunta:

¿Hermana, desea tomar un tinto?

Cuando pasas en semana, hay mucha ocupación. 

A veces unos juegan, otros leen, otros ven televisión.

Siempre hay alguien atento para ofrecer alguna distracción.

Y si alguno se enferma,

del Hogar van presurosos en busca del doctor.

sin importar el costo, lo que manda el médico

es como la voz de Dios.

 

 

Vida digna, vejez digna, muerte digna.

Por todas partes se respira la ternura y el amor.

Dios bendiga esas manos, esos labios, 

los de todos los que ofrecen su servicio en el Hogar.

Y sean benditos por siempre porque Jesús,

estando en el anciano ha recibido el abrazo del amor.

 

 

Hna. Elsa Gómez Galindo

Misionera Agustina Recoleta

 

 

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