El 18 y 19 de abril, jueves y viernes santos compartimos la vida y misión con nuestras hermanas de Maracaibo: Delis Romero, Lucelia Ramírez, Olga González y Consuelo Ruíz.

Nuestras hermanas nos acogieron con cariño y nos propiciaron dos días para la reflexión y el compartir fraterno. Reflexionamos sobre nuestras constituciones como iluminación al plan que se tiene para la reestructuración y revitalización de la congregación, así como el caminar de la comunidad por medio de su proyecto comunitario.

En la realidad concreta vivida experimentamos algo de lo que vive el pueblo venezolano. Tal vez nosotras solo acusamos la carestía de la electricidad en horas tanto de noche como del día. Solamente eso porque las hermanas lo mejor que tenían. Pero estar allí, escuchar lo que viven las hermanas y lo que sufren con el pueblo fue suficiente, así como al saludar a conocidos en la parroquia san Miguel y ver sus cuerpos enflaquecidos y sus rostros sufrientes fue impactante.

Celebramos la liturgia propia de los dos días sin luz. Participé en la hora santa después de la Eucaristía, y puedo decir que el testimonio de aquellas personas que oraban y cantaban a Jesús de Getsemaní, me hizo valorar la fuerza de la fe y la esperanza que mueve y sostiene los corazones de tantos venezolanos.