Actualmente la humanidad se encuentra “paralizada”, conmovida y llena de incertidumbres ante un virus que no sólo ha afectado a unos pocos, sino a gran parte del mundo.

El coronavirus se ha convertido en el principal tema en los medios de comunicación. Información sobre él es lo que la mayoría de las personas comparten en sus redes sociales, el cómo evitar el contagio, cómo puede propagarse, si se está buscando cura o no, etc… ¿Y qué decir de las cifras? ¿Del número de contagiados y fallecidos? Es escalofriante leer o ver esas cantidades en solo algunos países o en todo el mundo. Sin duda, esta pandemia ha detenido agendas y proyectos. Incluso, ha desolado lugares de ciudades importantes que por lo general, suelen estar colmados de gente y bullicio. ¡El coronavirus nos ha detenido!

Sin embargo, este detenerse hay que verlo desde la otra cara de la moneda: desde la fe. Pienso que no es un detenerse y quedarse con los brazos cruzados, resignados con las noticias que escuchamos y vemos por la televisión. Este detenerse nos debe llevar a una introspección en la que nos preguntemos ¿Qué quiere Dios de mí ante esta situación? ¿Dónde y a quién estoy mirando? ¿Cómo puedo ver el paso de Dios en estos momentos? ¿Qué quiere Él mostrarnos o enseñarnos por medio de esta situación? Es importante tener siempre presente que Dios es experto sacando grandes bienes de los grandes males.

Una vez más, queda mostrado que el ser humano no tiene el total y absoluto control de las cosas y mucho menos de la vida. Es el Señor el que tiene el control de todos y de todo. Es Él, el que calma las tempestades, es Él, el que nos dice: “No teman, porque yo estoy con ustedes”.

Es un momento histórico en el que todos estamos siendo afectados por lo mismo; por ende, todos debemos unir corazones, elevar oraciones y pronunciar juntos y llenos de confianza las palabras del salmista: “Aunque pasemos por valle de sombra y de muerte, no tememos mal alguno, porque Tú estás con nosotros; tu vara y tu cayado nos infunden aliento” (Sal 23,4).

JASMEIRY DE LA CRUZ, mar