Hay que estar atentos a la voz de Dios para saber reconocerle, pero también hay que descubrirlo en las personas que nos acompañan en este caminar y por supuesto que dejarse acompañar para así saber responderle a quien nos ha llamado.

Así es, el sábado 2 de abril del presente año tuve la dicha de decirle a Jesús, nuevamente sí, ¡sí quiero continuar siguiéndote en este camino al que me has llamado, quiero seguir descubriendo la riqueza que hay en vivir en verdadera comunidad!

Y es que sinceramente siento que todo fue muy rápido e inesperado. Viaje el 29 de marzo a la casa postulantado acompañada de la Hna. Sandra Flores y dos postulantes, Cruz Ajpacaja y Claudia Ramírez. Los planes que se tenía era que iba a ingresar un lunes 4 de abril, pero no fue así, al parecer el Señor tenía otros planes, pues me informaron que ingresaría el sábado 2 de abril.

Un día antes de mi ingreso al postulantado me comentó y al mismo tiempo informó mi nueva formadora que habían visto conveniente que tenía que ingresar antes, ya que si ingresaba en la fecha prevista no iban a tener la oportunidad de acompañarme las hermanas de la comunidad de Querétaro. Sentí tristeza al pensar que no iban a estar las hermanas y que me hubiese gustado ingresar el 4 de abril por dos motivos: Solemnidad de la Anunciación y cumpleaños de mi hermano; pero también pensé en que esto era una oportunidad para poner en práctica algo que es fundamental en la congregación y que lo debería ser también para todo cristiano “¿mi bien o el bien común?”.

La verdad no me esperaba algo así, de hecho, había comentado que me sentía desubicada en el lugar por el poco tiempo que llevo y todavía no les había tomado el ritmo a las cosas, aparte de que generalmente se suele hacer un retiro antes y yo no lo había tenido, así que hasta espiritualmente andaba por los aires, pero el Señor es bueno y nunca abandona, solo es cuestión de confiar en su manera de obrar, que a veces cuesta, pero es la mejor opción…

Así que el sábado 2 de abril se celebró la Eucaristía en la capilla de casa, nos acompañaron las hermanas de Querétaro y presidieron la celebración el P. Manuel Antonio, párroco de la parroquia del Divino Redentor en Lomas de Casablanca y el P. Carlito Gómez, formador del seminario San Pio X.

Después de haber rezado laúdes y celebrado la Eucaristía, en seguida tuvimos un desayuno muy fraterno, en donde considero que no solo celebramos mi ingreso al postulantado, sino que también celebrábamos el gozo de la riqueza de formar una familia agustiniana.

Algo más que pude reflexionar, es que, no es la fecha lo que hace especial el momento o lo que se vaya a realizar, todo lo contrario, el cómo vivas tu momento, el cómo lo disfrutes, el qué tan feliz estés, es lo que hace inolvidable una fecha. Y para mí, el 2 de abril será una de las fechas especiales en mi calendario.

Doy gracias a Dios por el don de la vida y de la vocación a la que me ha llamado. Espero con ayuda de Dios poner en práctica lo dicho en la homilía por el sacerdote:

Hay que estar atentos a la voz de Dios para saber reconocerle, pero también hay que descubrirlo en las personas que nos acompañan en este caminar y por supuesto que dejarse acompañar para así saber responderle a quien nos ha llamado.

Que María, madre de la consolación sea mi compañera siempre de camino. Que ella interceda por mí para que en esta nueva etapa yo sepa descubrir la voluntad de su hijo en cada aspecto y situación de mi vida incluso en las personas que estarán a mi lado.    Cuento también con cada una sus oraciones.

Se despide con un fuerte abrazo,

Jasmeiry De La Cruz, postulante MAR.

 

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