Cuando empezamos la pandemia, la impresión era qué tan pronto estaríamos libres de todo. Lo primero que hicimos fue lo que todo el mundo hacía, o sea, meternos en casa y cumplir con lo que nos decían todas las autoridades competentes.

El tiempo fue avanzando y ¡nada! Conforme  avanzaban los días  iba creciendo el virus; a la vez crecían, además del hambre, miedos, soledad, ansiedad y una pregunta constante: “¿Qué hacer para dar comida a los míos? Con toda esta situación tuvimos como comunidad que reinventar otra forma de atender a los asistidos de Cáritas y también a los que muchas veces recurrían a las “madres” (así nos llaman a las hermanas en México).

Pues bien, nos pusimos a replantear. En las misas transmitidas por Facebook, se pedía a las personas generosas que se acercaran a la secretaria de la parroquia o a la casa de las madres  con lo que pudieran ayudarlos: alimentos, material de higiene y otros. Gracias   a Dios las personas respondieron con mucha generosidad a cada pedido de socorro.

Las señoras que iban por las calles con su carrito dejaron en casa el miedo y se fueron de dos en dos, como en el evangelio, a recoger alimentos para armar las despensas de los más necesitados. En el comedor de Cáritas los viejitos recibían a diario su almuerzo y su cena; eso tampoco pudo continuar, pero   el Señor es el Señor de la creatividad: dar la despensa para que los propios viejitos hicieran en su casa su comida.

Pero surgió otro problema, pues fuimos descubriendo que algunos estaban muy debilitados de la memoria o el físico. Necesitábamos otra estrategia y otra creatividad para que los mismos pudieran disfrutar de su comida calentita y recién hecha. Después de pensar, nos pusimos   a buscar madrinas para que se  pudieran hacer cargo de los mismos.

Después de rezar fuimos invitando a las personas sugeridas por el propio Espíritu Santo, pues todas a las  que fuimos invitando atendieron con la máxima rapidez y así todos fueron asistidos.

En el inicio de las tareas de la distribución de las de despensas, las propias hermanas y la  aspirante hacían la distribución; después se fueron  juntando los jóvenes, los cristianos y ¡hasta los frailes! Cuando ya se aproximaba  el fin de año nos tocó  pensar otra vez en cómo hacer llegar a ellos una comida diferente, la “comida de navidad”.  Buscamos repartidores. El día  24 de diciembre  desde la mañana las hermanas  con la aspirante Edna  empezaron a trabajar en la cocina, y una señora se dispuso  a hacer el pollo con sabor mexicano ya que todas las hermanas son extranjeras.

Las comidas puntualmente a las dos ya estaban listas para que fueran repartidas. Los viejitos ya no tenían esperanza de disfrutar de esta comida diferente, rica y “hecha por las propias madres” Emocionados, algunos nos llamaron a la casa diciendo: “golpearon el portón y tuve una gran sorpresa, unos angelitos nos han mandado comida especial” Mira esta señora se  quedó tan agradecida que vino a vernos y a traer un regalito para cada uno de sus “angelitos” Otro señor también con un sobre trajo una tarjeta y un billete! Con la gracia de Dios que nos iba dando creatividad y sabiduría, conseguimos  vivir y manejar todos  los  efectos de la pandemia en la vida de las personas y especialmente, en  los más pobres y viejitos. Además de la comida, socorrimos a dos viejitos que tenían sus casas invadidas por chinches y cucarachas. Todas estas tareas serían imposibles si no estuvieran presentes en nuestras vidas los hermanos de la fraternidad seglar, los de las JAR  y los parroquianos que, sin  duda, nos ayudaron a realizar cada acción.

 Los niños vinieron a la casa de las “madres” para preguntar cuándo serían las posadas. La aspirante Edna se puso a hacer una piñata para que jugaran en sus casas. Otro momento  que quedará en nuestra mente: la sonrisa y el brillo de sus ojitos al recibir la piñata. ¡Bendito sea Dios por todo lo vivido en este año! ¡Bendito sea Dios porque nos mantuvo en  pie y nos regaló fuerzas, esperanzas  y personas para llevar a cabo cada tarea pendiente!  Todo esto porque es eterna su misericordia!

 Hna. Jacira Bhering. mar