Nosotras, las novicias, tenemos semanalmente clases de manera presencial en el CER  (Centro de Estudios para Religiosos). Es una experiencia muy gratificante, ya que en los últimos años la pandemia ha limitado el contacto con los demás. Poder dialogar, compartir y aprender juntos con los compañeros, es un verdadero regalo de Dios, que me hace ver mas claro  cada día que hay que construir fraternidad, valorar la presencia y la vida de cada uno.

No hay dudas de que estudiar de manera presencial es mejor que virtualmente, pues es mayor la posibilidad de aprendizaje, de interacción y también estimula muchas cosas buenas en uno mismo, como por ejemplo: la amistad, el esfuerzo, la creatividad, el amor, el respeto, la prudencia, la solidaridad y muchas cosas más. Es un espacio privilegiado que tenemos para nuestro crecimiento.

En nuestras clases he podido sentir esa cercanía con los demás, también he sentido esa ayuda en el proceso de formación que estoy viviendo, pues junto a nosotras están nuestros compañeros que se encuentran en la misma etapa  y que también viven su vocación, están buscando responder fiel y generosamente al Señor. Allí compartimos nuestras dificultades, inquietudes, dudas, además de nuestras experiencias de comunidad, de oración y de todo aquello que nos ayuda a crecer en nuestro “Sí” a Dios. Allí también está el propio Señor formándonos y guiándonos hacia Él.

Eduarda Bento, Novicia MAR