Quiero compartir con ustedes mi experiencia en la misión de la comunidad de hermanas de la ciudad de México, al visitar las familias de “las vías”.

Ha sido un encuentro que me ha fortalecido como ser humano. Son familias de un gran corazón que, desde sus limitaciones materiales, reflejan su actitud ante la vida con valentía, esfuerzo, esperanza, gratitud, y alegría.

En estos meses nos hemos incorporado poco a poco en las visitas, por la difícil situación de salud mundial del covid-19, acercándonos a las personas mayores, enfermas y niños. Durante estas visitas he tenido la oportunidad de relacionarme con los niños para ayudarles en sus tareas escolares, y con el tiempo darles catequesis; ha sido una experiencia que ha llenado mi corazón de agradecimiento por lo que Dios me ha permitido compartir en el encuentro con sus preferidos: los niños.

En verdad he recibido más de lo que yo pueda darles o aportar; en las primeras visitas que realizamos tenía la inquietud y me preguntaba ¿Cómo podré ayudarles ante la situación que viven? Con el paso del tiempo descubrí que en ocasiones no son las cosas materiales lo que necesitan, sino la compañía, el compartir con ellos, escucharles, y animarles.

Muchas veces pensaba que las cosas extraordinarias podrían generar un cambio total pero me di cuenta que cuando no se tiene una raíz profunda no hay cambio. He ido descubriendo que con amor, las pequeñas acciones constantes van generando cambios profundos.

Los invito a que no dejemos que las situaciones cotidianas nos alejen o nos impidan ver a Dios en nuestro entorno y encontrarnos con él,  que se encuentra en el hermano necesitado y en los más vulnerables. 

Edna Saquic

Postulante MAR