El 16 de enero las misioneras agustinas recoletas cumplimos 25 años de presencia evangelizadora en Cochabamba- Perú. Por razones ajenas a nuestra voluntad no se pudo celebrar en este día tan significativa fecha. La celebración fue trasladada para el 10 de febrero.

Llegada la fecha antes indicada, en la parroquia San Bartolomé de Cochabamba a las 7 p.m. se da inicio a la  solemne eucaristía, dando gracias a Dios por todo lo vivido en estos 25 años y recordando a cada una de las hermanas que pasaron dejando huella en esta querida misión.   Esta celebración se vio realzada con la presencia de nuestros tres hermanos obispos agustinos recoletos: Monseñor Emiliano Cisneros, obispo de Chachapoyas, Monseñor Carmelo Martínez, obispo de Cajamarca y podríamos decir el anfitrión, Monseñor Fortunato Pablo Urcey, obispo de Chota.Concelebraron también Fray Ángel Herrán, oar, y cuatro sacerdotes diocesanos, entre ellos el nuevo párroco, padre Noé Fustamante.

La comunidad MAR se vio fortalecida con la llegada, para esta fecha,de nuestra hermana Marlene Valani, Consejera general de Pastoral en la Iglesia Local.

Con anterioridad se había venido invitando a los fieles para que junto a las MAR, se dieran  GRACIAS al DIOS de la VIDA.

El pueblo de una u otra manera ha dejado sentir su eterno agradecimiento a la congregación reconociendo los valores, enseñanzas y compromiso profético de cada una de las hermanas que han dejado parte de su vida en esta misión.

La homilía fue compartida entre los  tres obispos y Fray Ángel Herrán, quienes  coloquialmente recordaron los inicios de la misión y expresaron el reconocimiento por la labor    evangelizadora de la comunidad,  en los diferentes campos de misión  asumidos a lo largo de estos 25 años.

El coro de Chota, se guardó una sorpresa para el final entonando el himno de nuestra congregación.

En medio de este ambiente festivo donde  reinó la alegría y la fraternidad se compartió luego, una sencilla cena  que se prolongó con  una agradable sobremesa.

Para que toda esta fiesta diera su fruto, fueron muchas las personas que silenciosamente colaboraron; a ellas nuestro eterno agradecimiento.

Finalizamos esta acción de gracias, diciendo: “Solo a Dios el Honor y la Gloria”.

Hna. Elisa Beltrán, mar