El ser Recoletas nos lleva a pensar en el interior, en el recogimiento, como lo hacía San Agustín, ya que él nos dice que dentro de nosotros está el Señor; es Él quien nos guía, es la verdad, y al conocernos más profundamente, sinceramente, conocemos y nos acercamos más a Dios.

Entrar en nosotros mismos con la luz de Cristo, es como entrar con una linterna en un cuarto oscuro, en donde se va alumbrando todo aquello que nos separa del Señor, y debemos hacerlo de manera consciente, para enfrentarlo y trabajarlo. De esta manera podremos tener una relación más profunda con el Señor, y sobretodo dejaremos de buscarlo afuera, como lo hacía Agustín, lo buscaremos en lo profundo de nosotros.

 

Yessica Victoria, Novicia MAR.