Es tal la fuerza del amor que transforma al amante en la imagen del amado. San Agustín, De div. quaest. 83, 35. La experiencia del amor, hace libre a quien busca amar, es una búsqueda constante donde hay que conocerse y vencerse a sí mismo, en el egoísmo, vanidad, etc. Es todo un proceso para encontrar el verdadero AMOR que es Dios. El, que motiva el corazón a buscarlo, a conocerlo, a amarlo y a disponerse para vivir la verdadera docilidad a su voz.

Solo siendo dócil el Señor puede actuar, pues es decirle “toma lo que es tuyo, que es mi vida”. Así Él va purificando las ideas, los pensamientos, los sentimientos, las motivaciones llegando al punto de que todo el ser comience a sintonizarse con los mismos sentimientos de Jesús.

El camino es una aventura, pero en la que no vamos solas, en cada paso somos testigos de la fuerza del amor que transforma la propia vida y somos testigos de la trasformación en la vida de las demás, también somos testigos de la fidelidad del amado que nunca falla.

 Juana Rosario Toc Rosales, Novicia MAR