Para continuar con mi proceso de formación era necesario viajar a Colombia. Es la primera vez que salgo de mi país, y un día antes de viajar, tuvimos la oportunidad de visitar la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, algo que no podía faltar antes de salir de México.

Para mí fue algo muy significativo, pues cuando era bebé mis padres  me llevaron a presentarme ante la Virgen  y a pedirle que me acompañará siempre; me llevaron a visitar a la Virgencita en diferentes ocasiones pero otra especial fue a la edad de cuatro años; entré en brazos de mi abuelita que iba de rodillas pues fue la manera en que ella le agradecía a la Virgencita mi recuperación de una enfermedad que me tuvo al borde de la muerte, y durante toda mi vida mi familia cultivo en mí el amor y la devoción por la virgen de Guadalupe.

Está ocasión en la que tuve la oportunidad de nuevamente visitar a la virgen de Guadalupe en su casita no fue con mi familia de sangre, sino en compañía de mis hermanas de congregación que Dios me ha dado también como familia.

Y está ves fui yo la que me presentaba ante nuestra Madre María de Guadalupe pidiéndole que guiara mi vocación y la de mis hermanas postulantes, que nos acompañara en el viaje rumbo a Colombia, que por su intersección fortaleciera nuestra vocación y fuera nuestra maestra en el seguimiento a su hijo Jesucristo. También presenté ante ella a nuestras familias, nuestros amigos, nuestra Congregación de Misioneras Agustinas Recoletas y nuestras naciones para que bajo su mirada amorosa encuentren protección y confianza.

María Gisela Sánchez López

Postulante MAR