En esta ocasión y a propósito de haber celebrado hace pocos días el Domingo del Buen Pastor, y la Jornada Mundial de oración por las vocaciones, quiero contarles mi experiencia del llamado de Dios a seguirle en la congregación de las Misioneras Agustinas Recoletas.

El Señor me llamó desde los 12 años a ser religiosa, primero a una congregación de vida contemplativa, pero todavía no era el momento ya que mis padres decían que era muy pequeña para tomar esa decisión.

Seguí con mi vida, tuve novio, pero aun así Jesús me seguía llamando, pero yo no le hacía caso, hasta que a los 19 años Él acomodó todo para que fuera de misión, y fue allí donde volví a sentir el llamado de Dios a la Vida Religiosa, pero esta vez con más fuerza.

Intente ingresar a un Instituto de vírgenes consagradas, pero me di cuenta que el Señor no me llamaba allí. Pensando que lo había intentado todo, deje de insistir. Pero al cabo de unos meses conocí a las hermanas Misioneras Agustinas Recoletas, y sentí en lo profundo de mi corazón que el Señor me llamaba para servirle con ese carisma.

Puedo decirles que me siento muy feliz porque el Señor en su gran Misericordia se fijó en mí. Y le doy infinitas gracias que me haya traído a esta congregación, para seguirle, servirle y amarlo a través de mis hermanas(os).

Le pido al Señor la gracia de seguir respondiendo cada día, a su llamada en nuestra congregación.

Yessica Victoria, Novicia MAR.