¡FELIZ NAVIDAD 2018 Y
PRÓSPERO AÑO NUEVO 2019!

           

            Esta frase la escuchamos y pronunciamos repetidamente durante estos días “Feliz navidad”, “Feliz y Próspero Año Nuevo”. Pero, ¿qué queremos expresar cuando decimos estas frases?.

            Manifestamos que deseamos lo mejor a nuestros seres queridos, amigos, personas cercanas, en una palabra, el BIEN para todos.

            Sin embargo cuando nos detenemos a reflexionar en los acontecimientos que celebramos (La Navidad- Nacimiento del Señor, su Epifanía- Manifestación del Dios al hombre, la Presencia de María Madre de Dios y Madre Nuestra) y en cómo, cada uno de ellos ha marcado y marca nuestra propia vida, como “Historia Personal” del ENCUENTRO CON DIOS, desde la experiencia de la FE, entonces descubrimos poco a poco la riqueza que dichas celebraciones tienen para el cristiano, el hombre y la mujer de fe sencilla, que intuyen en su proceso de maduración y crecimiento, cómo este Dios hecho Hombre ha estado presente en su historia personal de salvación.

            Desde esta experiencia gozosa de la fe, es que me atrevo a compartir con vosotros esta sencilla reflexión. No pretendo convencer a nadie y menos dar lecciones de vida. Solo tímidamente me atrevo a tratar de entrar un poco dentro de mí para constatar que este Dios manifestado en carne humana viene a cada uno de nosotros deseando salir a nuestro encuentro para darle sentido a todas las luchas, alegrías, esperanzas, esfuerzos, y tantas ilusiones que ponemos en la entrega de nuestra vida,en la cotidianidad de cada amanecer, “sin ruido”.A veces en el simple gesto de dar lo mejor que poseo sin llamar la atención, sencillamente, por el gusto de servir y sentirnos cerca de aquellos a quienes tenemos a nuestro lado.

            Así nos lo enseñan las cuatro velas del Tiempo de Adviento y que vamos encendiendo cada domingo.La que primero empezó a quemarse es la que termina más gastada aunque conserva su pequeño pábilo vacilante hasta consumirse totalmente ofreciendo su tenue luz, fortalecida por las otras que lucen más fuertes y seguras, pero con el paso de los días también terminan consumiéndose. Ellas,simbolizan este servicio de alumbrar paso a paso el camino a la Navidad, en la que la LUZ del Recién nacido alumbrará la vida de cada ser humano que le acoge y le da cabida en su corazón, permitiéndole ser compañero de camino. Así es como Dios, haciéndose hombre provoca un nuevo nacimiento no solo cada Navidad, sino cada momento, en aquellos que se dejan encontrar por Él.

            Así lo hemos celebrado en esta Navidad, y desde ahí es que deseamos a cada hermano/a una ¡¡¡ FELIZ NAVIDAD Y UN VENTUROSO AÑO NUEVO!!!; que este Niño de Belén, encuentre acogida en tu corazón y en tu vida y le permitas

caminar a tu lado, compartir tus gozos y alegrías cada día del nuevo año 2019.

            Nosotras seguiremos aquí en estas tierras Almerienses, buscando la voluntad de Dios y respondiendo a ella en la cotidianidad de la vida, entre el trabajo por los sacerdotes, seminaristas (tanto menores como mayores) y personal de trabajo en el seminario diocesano y, en la labor docente y pastoral en el Colegio diocesano, como también en las actividades pastorales de la Parroquia de San Isidro en la que también participamos en actividades de formación de catequistas, oración, encuentros parroquiales, visita y comunión a los enfermos.

            Y de nuevo volvemos a la “práctica” del trabajo diario; en el que nos “jugamos el tipo” cada momento porque es ahí donde realmente Dios se hace presente y nos sale al encuentro en los acontecimientos, en las personas, en la vida de cada día, en los momentos que en ocasiones menos nos gustan porque son difíciles, exigentes y nos sacuden para que despertemos y tomemos conciencia de lo que es realmente importante – buscar en todo la voluntad de Dios y lo que ayuda en la construcción de su Reino por el cual se encarnó e hizo uno de nosotros-

            Comencemos este Nuevo Año 2019 confiando en la gracia y en la presencia de Dios en nuestra vida y en nuestra historia personal, comunitaria y congregacional. Sea Él hoy y siempre nuestra fortaleza. Que María Madre de Dios y Madre Nuestra nos proteja y acompañe.

¡MUCHAS FELICIDADES EN EL NUEVO AÑO!

 

María Clara Crespo, mar