+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 10, 26-33

Jesús dijo a sus apóstoles:

No teman a los hombres. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas.

No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno.

¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo. Ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros.

Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo los reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres. Palabra del Señor.

¿QUÉ DICE EL TEXTO?

El «discurso de misión» (Mt 9,36-11,1), en el que se inserta el pasaje de hoy, consta de dos partes: el envío de los discípulos (Mt 10,1-15) y el anuncio del destino que les aguarda (Mt 10,16-42).

Por boca de Jesús, Mateo alude a los sufrimientos y las contradicciones por las que estaban pasando sus comunidades, signo de lo que ocurrirá a todo cristiano comprometido con el Evangelio. La comparecencia ante tribunales, los azotes, los desgarros familiares después de la expulsión de la comunidad cristiana de la sociedad judía en el año 70, el odio…todo esto fue moneda corriente en aquellos tiempos fundacionales de la Iglesia (cfr. Hechos de los Apóstoles) y lo seguirá siendo allí donde la Buena Noticia de Jesús se anuncie con valentía y sin otra alianza ni compromiso que las causas históricas de los pobres.

Pero si es un discurso premonitorio de sufrimientos y contradicciones, lo es también de aliento y esperanza. Por tres veces se repite que no tengan miedo (26.28.31). La causa de la Buena Noticia no es una causa perdida, aunque a veces lo parezca; no es un proyecto humano, sino de Dios, quien dará fortaleza y confianza a los que se comprometen con ella. Él los cuida y de Él dependen el mundo y la historia. Jesús anticipó con su vida esta pasión por Dios y por su pueblo (L.A. Shökel).

SAN AGUSTÍN COMENTA

Mt 10, 26-33: No temo, porque temo

Las palabras divinas que se han leído nos animan a no temer temiendo y a temer no temiendo. Cuando se leyó el santo Evangelio, habéis advertido que Dios nuestro Señor, antes de morir por nosotros, quiso que nos mantuviéramos firmes, pero exhortándonos a no temer y, a la vez, a temer. Dijo, en efecto: No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Ved que nos exhortó a no temer. Advertid ahora dónde nos exhortó a temer: Pero temed —dijo— al que tiene poder para dar muerte al cuerpo y al alma en la gehena. Por tanto, temamos para no temer. Se tiene la impresión que el temor va asociado a la cobardía; el temor parece ser propio de débiles, no de fuertes.

Pero ved lo que dice la Escritura: El temor del Señor es la esperanza de la fortaleza. Temamos para no temer, esto es, temamos sabiamente para no temer infructuosamente. Los santos mártires, en atención a cuya solemnidad se ha proclamado este texto del Evangelio, temiendo no temieron: temiendo a Dios, desdeñaron a los hombres (Sermón 65, 1-3).

CLEUSA NOS DICE:

Madrid, 1971– «Dinamismo». La Sierva de Dios valora el retiro espiritual para la religiosa MAR como una gracia del Señor, una ocasión privilegiada para sintonizar con Dios, convertirse a su palabra, identificarse con la encarnación “en el mundo” de Cristo para así identificarse con él. Sólo así se logrará superar las propias limitaciones y reconocer con el apóstol: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta» (Fil.4,13) (BHCMAR, Vol. II Nº 15 [enero-marzo 1971] 163; Copia Publica VI, 568; cf. III, 303).

Entre las gracias que el Señor renueva continuamente para nosotros: pájaros que cantan, lluvia que cae, viento que sopla, nubes que corren, flores que se abren, niños que sonríen, hombres que piensan, está también el retiro espiritual.

CONVITE. Sí, es como una llamada a despertar, a seguir el camino comenzado. Y si llegamos a sintonizar con Dios, “Se cargarán las baterías”, como se decía en Lábrea. La Metanoia se torna una realidad. Pues Él habla, amonesta, pide, espera: Seguir a “Cristo pobre, humilde y cargado con la cruz”, “sin vacilación por el camino de la fe viva, que engendra la esperanza y obra por la caridad” (LG. 41).

…observando fielmente sus preceptos de caridad y abnegación…” (LG. 6)

…Lleno de fe viva y de esperanza firme, sea el misionero hombre de  oración, inflámese en el espíritu de fortaleza, de amor y de templanza” (AG. 25).

Habiendo generosidad, aquí y ahora, sólo nos queda renovar el compromiso bautismal y religioso, asumiendo integralmente nuestro ser “Misionera Agustina Recoleta”:

Cuando Dios llama, el hombre debe responderle de tal manera que, sin atender a la carne y a la sangre, se entregue de cuerpo y alma a la obra del Evangelio” (AG. 24).

Respuesta: La encarnación en este mundo es la meta para alcanzar la identificación con Cristo.

Tenemos que aceptar nuestras muchas limitaciones, las limitaciones de nuestro prójimo y procurar en nuestra vida la perfección de la obra que el Señor nos confió, siendo sus colaboradores. En esto nos anima saber que todo es providencial. Alegrías y dolores son llamadas del Padre para que participemos del misterio Pascual.

Así, transbordando de entusiasmo por Cristo, venceremos en la esperanza, y retornando la vanguardia osaremos repetir con el apóstol: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta» (Fil.4,13).

Ir. Cleusa C. R. Coelho.

¿QUÉ ME DICE A MI EL TEXTO?

-¿Cómo reacciono cuando tengo conflictos?

-¿Qué hay en mí que no me permite confesar abiertamente mi fe en Jesús?

-¿Cómo se manifiestan mis miedos? ¿Ante quién, por qué motivo?

-En el pasaje de hoy: ¿Qué imagen de Jesús se revela? ¿Qué rasgos se subrayan? ¿Qué implicaciones tiene para nuestro comportamiento práctico?

-¿Hasta qué punto Jesús espera que vaya la fidelidad de sus discípulos?

-¿Estoy dispuesto(a) a testimoniar mi fe por encima de las presiones sociales? ¿En qué puntos concretos el Señor me pide ser profeta hoy?

¿QUÉ ME HACE EL TEXTO DECIRLE A DIOS?

Señor Jesús, tu me enseñas a confiar en ti, a abandonarme en tus manos y en tu providencia. Me animas a correr el riesgo de la fe; fe que implica hacer tu voluntad, llevando tu mensaje de amor a las personas. Gracias Señor, por regalarme tu Espíritu y poder corresponder a tu Palabra, y defender la vida, a pesar de los conflictos.

Ayúdame a vencer mi cobardía, mi pereza, mi desencanto, mis temores y dame la osadía que necesito para subir a la azotea de la verdad, la justicia, la solidaridad, y denunciar todo aquello que quiere acallar tu voz y omitir tu voluntad por medio de nuestro pecado.

Permite que te confiese siempre, que no me avergüence de ti, ni calle tu voz con mi silencio miedoso, antes bien dame esa parresia tuya para hablar con claridad ante el mundo que Tú eres la Sabiduría, la Plenitud y la Justicia verdaderas.

Que mi compromiso contigo sea una alianza continua alimentada en la oración, en la escucha de la Palabra y el servicio incondicional a los hermanos.

En estos tiempos difíciles de secularismo, corremos el riesgo de callar tu Evangelio y encerrarnos en nosotros mismos, escudándonos en nuestra debilidad e impotencia, y en nuestras pocas fuerzas para ir en pos del camino que tu nos propones.

No permitas Señor que guardemos y callemos tu palabra  por miedo; haz de nosotros testigos de tu reino, aunque nos critiquen, rechacen y persigan. Ayúdanos a generar fuerzas vivas fundamentadas en tu Palabra de fraternidad y solidaridad para un mundo más humano.

Oración colecta

Concédenos, Señor y Dios nuestro,
vivir siempre en el amor y respeto a tu santo nombre,
ya que en tu providencia nunca abandonas
a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.