La Nueva escuela Arquidiocesana Pablo VI
Terminando mi Maestría escribí: “A mi Querido Colegio ´Santa Rita´, cuna de mis experiencias profesionales, en los que durante casi 25 años de labor docente he atestiguado el incansable empeño de las MAR por lograr un servicio educativo de calidad con opción por los más necesitados, en correspondencia con el proyecto educativo AVEC… A la Escuela ´Dr. Orángel Rodríguez´: patio, pasillos, aulas y procesos que a lo largo de 20 años, despertaron en mí la inquietud por el quehacer gerencial”… y creía que estas eran las escuelas que albergarían mi historia profesional… Hoy, dedico estas líneas a mi nueva casa, mi nuevo centro de trabajo, mi nueva familia: la Escuela Arquidiocesana Pablo VI.
Son más de 30 años trabajando con las MAR. Para aquellos primeros años, que parecen tantos y tan lejanos al contarlos, “Pablo VI” era el sueño más joven de esta comunidad de Religiosas. Una escuela que apenas nacía; muchos de los esfuerzos y de las atenciones eran para ella, cual recién nacida.
En un sector, al sur de lo que también era la ciudad de Maracaibo; hoy Municipio San Francisco, Monseñor Domingo Roa Pérez el entonces Arzobispo de Maracaibo, entregó a las Hermanas Misioneras Agustinas Recoletas una edificación con fines educativos en medio de una comunidad que invadiendo el territorio se organizaba para formar lo que hoy es el Barrio La Polar. “Para la escuelita”, “para los niños pobres”, se escuchaba con frecuencia cuando preparábamos las donaciones y entrega de materiales recolectados para contribuir con el fortalecimiento de aquel sueño, una de veintinueve realidades que son hoy día. Sueño, que Monseñor fue confiando a distintas Comunidades Religiosas y que sin mucho esperar se convirtieron en propicias oportunidades para la educación de los niños y jóvenes de los sectores más populares y marginados del Estado Zulia… así, nace el gran proyecto de las Escuelas Arquidiocesanas.
Un día, no recuerdo cuál exactamente, como participante del Grupo FRAMAR (Fraternidad MAR) que conformábamos familiares, amigos y compañeros, laicos, que hacíamos vida con las Hermanas, visité la Escuela Pablo VI, sede de un encuentro de formación. Gran sorpresa la mía cuando al llegar al lugar no encontré “la tan mencionada escuelita” y, obviamente sorprendida evidencié cuánto había crecido. En ese entonces: ni antes ni después, en treinta años, se me ocurrió pensar que también yo en este espacio tendría mi turno para soñar… soñar despierta… y aquí estoy, escribiendo cuando debía estar durmiendo, escribiendo, para compartir la alegría y el gozo de esta nueva experiencia, de esta oportunidad para soñar!
Cómo decir ¡No!… Después de tantos años, tantos acompañamientos, de crecer como en mi casa, en familia, de vivencias ajenas y propias, en celebración y alegría por los logros, el consuelo, el abrazo y la fe compartida, la esperanza en los proyectos y la confianza de caminar juntos… Cómo decir ¡No!… Si la propuesta seducía trayendo consigo la invitación a seguir siendo de la familia y seguir contribuyendo con la presencia MAR, ahora desde otra “orilla”. Gracias Hna. Delis, portadora de la propuesta y del voto de confianza.
¡Un gran compromiso! Abonar y cultivar tantas semillas sembradas… He pedido tanto a Dios para que ahora con más fuerza me siga acompañando! Una trayectoria de trabajo con respeto humano, con carisma MAR, con amor cristiano, de opción por el más necesitado, con sentido de pertenencia, apenas llegando, a pesar de las dudas e incertidumbres, extrañando quizá lo cotidiano y la jornada acostumbrada del hasta ayer, hizo posible hacerme sentir que seguía en casa y con la misma familia. Ha sido un gran reto sustituir en funciones a una Hermana Misionera Agustina Recoleta, quien por su trayectoria, su dedicación, su experiencia y la satisfacción del deber cumplido ha recibido el beneficio de jubilación: Hna. Florencia, mis respetos! Agradezco inmensamente la confianza que en mí han depositado.
Septiembre, 2013… mis primeros días, sólo observación: descubriendo las formas, los estilos. Comparando, evaluando, midiendo el tiempo, las posibilidades, imaginando motivos, suponiendo limitaciones, criticando aparentes omisiones, lamentando lo estacionario en el tiempo, la brecha generacional entre unas y otras partes de la estructura física, la necesidad de actualización y modernización… y la oportunidad para soñar, planear y lograr, junto a las MAR y en el nombre de Dios.
Los recursos… una estructura física de gran tamaño, una inmensa biblioteca, una hermosa capilla, tremenda cancha con sus gradas, un extenso patio, un escenario techado, mucho talento humano, ganas de aprender, experiencia y juventud, muchos niños buscando a Dios, deseosos de dar y recibir un cálido abrazo, una comunidad humilde que cree en una escuela que les abre las puertas y los congrega como iglesia, donde la Hna. Consuelo y la Hna. Ana María con sus colaboradores, catequizan para el bautismo, la primera comunión, la confirmación, el matrimonio.
Los primeros cambios… presentación de la nueva directora, entrega de la escuela, el horario de clase, la organización de entrada y salida, la fusión de la clase de deporte y danza, lo que permitió duplicar el tiempo de práctica, generar espacio para la planificación, entrevista con los padres y representantes. Creación del colectivo de Formación Permanente de Docentes para el intercambio y fortalecimiento de ideas, opiniones y aprendizajes: dos horas semanales. Un bello, grande y moderno estandarte. Pizarras acrílicas…
Los primeros encuentros y primeras experiencias… reuniones de padres y representantes por grados, seis días en total, tres secciones cada día, más de 100 personas cada vez. La celebración del abrazo en familia, el cierre del año de la Fe, la primera visita de La Chinita (Patrona del Zulia) a la escuela en su historia, el pesebre en Navidad con el primer sancocho, la instalación del Consejo Educativo. El Día del Maestro 2014, la celebración de la Zulianidad con el cepilla’ero en el patio. Oración por la paz de Venezuela con un “brazalete blanco”. La inauguración de los juegos interescolares de la Parroquia Escolar en nuestra escuela como sede, fiesta del aprendizaje con cierre de proyectos, publicación de pancartas y exposiciones en el patio, entre otras, todas con numerosos participantes y espectadores.
Las alianzas… definitivamente, para dar respuesta a las necesidades de la comunidad y de la propia escuela, considerando los escasos recursos propios, la responsabilidad social empresarial se ha convertido en un mano a mano para lograr soluciones, Fundación Polar, por ejemplo, un gran aliado: donación de mobiliario como las pizarras y talleres de crecimiento personal y profesional. El padre Isaac Arrieta, de la Parroquia El Callao, siempre atento y dispuesto a apoyarnos en las celebraciones eucarísticas. Los prescolares Rosa Virginia y Luz Clarita, nuestros futuros estudiantes intercambiando invitaciones. La UNICA y la Arquidiócesis fortaleciendo el aprendizaje a través del diplomado para directores ¨Proyectos y Responsabilidad Social¨, también, AVEC y CECODAP con el diplomado ¨Prevención del Maltrato Infantil¨. Enplast con sus 4R para facilitarnos la tarea de convertirnos en ECOescuela…
La meta… cual hermanita menor, la Escuela y su colectivo, requiere madurar y crecer, optimizar su proceso de aprendizaje, de desarrollo, modernizarse y actualizarse en algunos de sus procesos, fortalecer su carisma agustiniano y en especial, aspirar hacernos una sola comunidad MAR, estrechando los lazos con sus comunidades hermanas como parte de la ViceProvincia Santa Mónica que somos: Atapirire (Edo. Anzoátegui), Colegio Nuestra Señora de la Consolación en Caracas (Distrito Capital), Colegio “Santa Rita” en Maracaibo y nosotros, Escuela Arquidiocesana “Pablo VI” en San Francisco, Estado Zulia. Avanzamos con firme propósito hacia el logro del objetivo…
Este año, 2014, la Escuela Arquidiocesana “Pablo VI” arriba a sus 35 años de fundación, ya se encuentra activado el plan de acción para la celebración en el próximo mes de mayo. Un acontecimiento especial y una oportunidad más para dar gracias a Dios al permitir que los frutos de las MAR continúen multiplicándose… me siento orgullosa y bendecida por Dios al poder formar parte de esta experiencia. Gracias MAR… me permito agradecerles en nombre de todos los que hemos tenido la fortuna de encontrarlas en el camino para iluminar nuestras rutas: en lo personal, en lo profesional, en la fe y en nuestra posibilidad de trascender.
Agradecida y orgullosa de ser parte de esta historia. Con inmenso cariño…
Lcda. Margaret Prieto. MSc.
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