Tras las huellas del apóstol Santiago

Del 8 al 18 de julio de 2014, llevamos a cabo el Campamento Familia Misionera en nuestra casa madre de Monteagudo-España. Este año bajo el lema «Jesús is love» – «Jesús es amor»; lo del inglés porque le estamos dando un toque bilingüe, muchos niños lo piden. Nos reunimos para vivir como hermanos unas 60 personas, entre niños, adolescentes, jóvenes, monitores y hermanas MAR. Una familia misionera, bella y fraterna. 

Han sido muchas las experiencias que hemos compartido unos días de verano de encuentro, amistad y convivencia, con personas de diferentes puntos de España e incluso del mundo, en Monteagudo-Navarra, este lugar tan significativo para la espiritualidad e historia agustina recoleta, que nos enriquece a todos en nuestro seguimiento del Señor. 

Un pequeño grupito de esta familia que es el campamento, vivimos una nueva experiencia que nos llegó a lo más profundo de nuestras vidas. Algo tan profundo que queremos que el próximo año puedan compartir más jóvenes y monitores. Se trata del Camino de Santiago. Caminamos durante 4 días el tramo de Navarra que corresponde Puente La Reina-Estella-Los Arcos-Viana-Logroño.

La noche anterior a comenzar la marcha fuimos enviados como peregrinos por todos nuestros hermanos del campamento y con la bendición de nuestro capellán, Fray Rodolfo, Agustino Recoleto. Éramos 8 los peregrinos.

Este tramo del Camino de Santiago, entre Puente la Reina y Viana en Navarra, lo hemos vivido como un reflejo de la vida misma, experimentando diferentes etapas, acompañados en todo momento de las inquietudes de cada uno de nosotros, planteándonos unos objetivos que nos invitaban a superarnos cada día alejándonos de lo superficial y material. 

Comenzamos este desafío entendiendo que lo primordial es el hoy y el amor que Dios nos demuestra a cada paso que damos, siendo Él el mayor apoyo para superar cada obstáculo con amor, esfuerzo, valentía y esperanza. A lo largo de estos días, hemos visto representada en cada jornada, los valores que marcan nuestra vida, dándonos la oportunidad de conocernos no sólo entre nosotros, creando una gran familia, sino de construir nuestro propio camino apoyándonos siempre en un amor que todas las barreras traspasa, aquel que hizo a Jesús entregar la vida en la cruz por todos nosotros. 

En la vida, dejar a una persona un paso atrás es un paso duro que hay que pasar… el querer y no poder por causas externas es lo más habitual en nuestro día a día… pero a pesar de ello, todos hemos sido uno solo, apoyándonos los unos en los otros en todo momento.

Sentimos que hemos crecido como personas, de manera espiritual también, y nuestra fe como cristianos nos ha calmado la sed cuando no había agua, incluso ha curado las heridas de nuestros pies al caminar, dándonos cuenta que la Fe mueve hasta las montañas más estables.

Ana R (Misionera Agustina Recoleta) Ignacio, Fran, Emilio, Silvia, Eva, Marta, Noelia y nuestro guía Pepe.  

 

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