Nuestras Constituciones, en el número 54 nos dicen: “…fomentamos la delicadeza, confianza, diálogo, perdón y aceptación mutua…”.

Los detalles manifestados en nuestras comunidades alimentan nuestra vocación, pues así apreciamos el calor humano. Sentimos una gran alegría cuando nuestras hermanas de comunidad nos brindan algo que nos anima. Como por ejemplo las manifestaciones de cariño en el día de cumpleaños, la oración, el abrazo, la comida especial, la música, el letrero, etc.

También manifestamos esa sencillez y delicadeza siendo creativas, ofreciendo y recibiendo lo mejor de nuestras hermanas, en las tareas comunitarias, en la preparación de la oración y de la comida, limpiando y hasta arreglar un ambiente. Todo esto es profundo, bonito y gratificante, pues en ello se puede percibir la manifestación de Dios.

En estos momentos se siente la presencia del Espíritu de Dios, que nos une como hermanas. Somos tan diferentes en varios sentidos, pero unidas en un mismo carisma nos sentimos hermanas de verdad.

En este tiempo que estamos en casa, literalmente, por exigencia del “COVID – 19” sentimos más fuerte nuestros momentos comunitarios, todas estamos presentes. Nadie está en la misión y en los estudios afuera. Tampoco podemos pasear, ir a misa, visitar… solamente comprar las comidas teniendo todas las restricciones necesarias.

Otro número de nuestra Constitución donde expresa cómo  podemos vivir más intensamente es el 78 en donde nos dice: “Nuestro primer campo de evangelización es la propia comunidad en su busca constante de unidad. Ella anuncia a Cristo mediante este testimonio.”

Es interesante que, dentro de casa, nos unamos más fuertemente a los momentos de oración y la vivencia del “amor al prójimo” que son nuestras propias hermanas de comunidad. ¡Es un tiempo fuerte para vivir ese amor a las hermanas!

Aquí en casa compartimos la vida fraterna con siete hermanas y tenemos seis nacionalidades. Así que acompañamos el sufrimiento, más de cerca de nuestros seis países, escuchando, rezando y sintiendo el dolor de las personas. En los momentos comunitarios compartimos las noticias, los sentimientos, los dolores y, nos interesamos por la vida de cada persona que está sufriendo. Muchas veces no las conocemos pero las acompañamos por los sentimientos que cada una  comparte.

¡Gracias Señor, por tu presencia en cada hermana!

COMUNIDAD MAR-SALAMANCA