“JOVEN, COMPROMÉTETE Y SÍGUEME”

Del 27 al 29 de julio se desarrolló en la Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria en la ciudad de Morón, Cuba la XXIV Convivencia de Verano de los Jóvenes de la Diócesis de Ciego de Ávila. Guiados por el lema: “Joven, comprométete y sígueme”, realizamos variadas actividades que nos alentaron a continuar con  nuestra misión de exhortar a cada cristiano a convertirse a Jesús y anunciar la alegría de su Evangelio, para que el testimonio transformador de amor y esperanza de nuestras comunidades y familias llegue a todos los hombres y mujeres de Cuba.

La preparación que recibimos en esos días estuvo enfocada a analizar nuestra existencia como laicos cristianos incorporados a la vida de Cristo por el Bautismo y a que participamos en las funciones de Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey. Somos “hombres y mujeres de Iglesia en el corazón del mundo” y “mujeres y hombres del mundo en el corazón de la Iglesia” que tenemos como vocación: buscar el Reino de Dios, ocupándonos de las realidades temporales y ordenándolas según Dios. Por cuanto debemos ser sal y luz del mundo para que en nuestras obras las personas puedan reconocer y alabar a nuestro Padre que está en el cielo.

También reflexionamos algunos aspectos de la Exhortación Apostólica que hiciera el Papa Francisco sobre el llamado a la santidad en el mundo actual. Y es que al recibir el sacramento del Bautismo nos ponemos en el camino de la santidad y de la invitación que nos hace Jesús en el sermón del Monte: “Sean perfectos como su Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48). Cada uno de nosotros está llamado a descubrir su propio camino de santidad enfrentando sus riesgos, desafíos y oportunidades, porque el Señor nos ha elegido “para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor” (Ef 1,4).

Después de haber participado en esta convivencia nos comprometemos a continuar fomentando espacios donde los jóvenes de diferentes parroquias podamos compartir nuestras experiencias de fe poniéndonos al servicio del Reino de Dios. Nos sentimos más preparados para consagrar el mundo a Dios desde nuestras oraciones y tareas apostólicas, desde nuestra vida familiar, desde nuestro descanso, nuestro estudio y nuestro trabajo; sobrellevando con paciencia las adversidades de la vida. Todo esto lo continuaremos ofreciendo al Padre en la Eucaristía, uniendo nuestra ofrenda al Cuerpo y Sangre del Señor. Y así contribuiremos a la santificación del mundo.

Para conducirnos en la vida desde tempranas edades como Dios va queriendo, siendo portadores de este Padre que nos ama y nos envía a trasmitirlo a todas las personas que todavía no conocen la obra redentora de nuestro Señor, les dejo las diez claves para vivir el seguimiento discipular de Jesús bajo el amparo de la Virgen María(1).

1. Un laico que ha hecho la experiencia personal de Jesús, que alimenta su vida de fe en los Sacramentos, en la Palabra y en la oración personal y comunitaria.

2. Un laico que ama apasionadamente a la Iglesia y que atento a los signos de los tiempos se compromete con el mejoramiento de la sociedad.

3. Un laico consciente de su identidad laical católica con sólida devoción mariana y amor al Papa, que vive su compromiso cristiano con espíritu misionero, siendo sal y luz en su familia, barrio, centro de trabajo o estudio.

4. Un laico preocupado por su formación permanente, conocedor de la Doctrina Social de la Iglesia, para dar razón de su fe y colaborar en la transformación de sus ambientes.

5. Un laico misericordioso, cercano al mundo del dolor y de los necesitados, que se muestra dispuesto al servicio, al diálogo y a la reconciliación, que sabe perdonar.

6. Un laico que vive y contagia alegría y esperanza desde su vocación evangelizadora y descubre al Resucitado en el prójimo.

7. Un laico sensible a la realidad social, política, económica y eclesial, con espíritu profético, que anuncia el Evangelio con su palabra y con su vida, y denuncia todo lo que se opone al Reino de Dios.

8. Un laico con sentido de pertenencia a la comunidad eclesial, dispuesto a asumir los servicios y ministerios que se le soliciten, que sabe trabajar en equipo y es generador de fraternidad y de comunión.

9. Un laico comprometido con el cuidado de la vida humana y del medio ambiente.

10. Un laico que con su testimonio de vida coherente contribuye a la transformación del mundo.

Que María, bajo su advocación de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, nos inspire y nos alcance la gracia de un laicado cada día más generoso, misionero y comprometido. Amén. 

Liz Marié

 

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  • El decálogo del laico católico cubano. Comisión Nacional de Laicos. Conferencia de Obispos Católicos Cubanos.