“Gran Cruzada de Amor y de Misericordia”

El ANE es una asociación católica de laicos comprometidos con la Iglesia, que nació respondiendo a la invitación, del entonces Papa y ahora santo, Juan Pablo II, quien pidió en reiteradas ocasiones a la Iglesia sumarse a la tarea de promover una “Nueva Evangelización”. Para asumir este reto, el Apostolado ha lanzado al mundo una “Gran Cruzada de Amor y de Misericordia”, con el objetivo de rescatar al hombre que ha perdido la fe y la esperanza, que se encuentra extraviado, para que vuelva los ojos hacia Dios, para que se acoja a su infinita misericordia y encuentre la paz que tanto necesitamos todos.

En la dimensión social de su acción el propósito del Apostolado es asistir solidariamente a todos los hermanos que sufren, especialmente a los enfermos de los hospitales, a los que están en las cárceles, a los jóvenes y niños de la calle, a todos aquellos que se sienten abandonados.

Los miembros del ANE trabajan en comunión con sus párrocos, y bajo los lineamientos pastorales de las Iglesias particulares en donde el Apostolado tiene presencia, con un compromiso cristiano a tiempo completo, como decía San Juan Crisóstomo: “No existirían tantos ateos en el mundo si nuestro testimonio fuera más veraz.” Conscientes de que las buenas o malas acciones de cada cristiano repercuten en todo el Cuerpo Místico de Cristo, que es Su Iglesia, y en toda la humanidad, con este apostolado se procura PROMOVER UN ESTILO SOLIDARIO DE VIDA en todos los miembros del ANE, a través de las siguientes actitudes evangélicas: Amor, pureza, oración, sacrificio, evangelización, servicio, alegría y conversión.

La situación del mundo contemporáneo, con sus constantes y variadas amenazas, nos habla a los gritos de la necesidad de buscar e irradiar con urgencia la Luz de la Palabra de Dios. Y el apostolado, que se ha iniciado y se lleva a cabo en estos comedores, es una forma de transmitir con la vida y la entrega de los colaboradores esa luz de la Palabra.

Las postulantes de las Misioneras Agustinas Recoletas colaboramos con esta asociación en uno de los comedores que se ubica fuera de la estación del metro Villa de Cortés, en el Distrito Federal, México. Ayudamos a preparar la comida y servir a los indigentes que van dos veces a la semana a recibir estos servicios. Colaboramos en la preparación los días martes por la tarde y los miércoles a medio día en la distribución de ropa, calzado y servir la comida.

Para mí este apostolado ha sido un regalo de Dios, el estar cerca de estas personas que viven en la calle, pasando necesidades, me mueve a ser más consciente y valorar las cosas que tengo, me ayuda a ser más sensible a las necesidades de los otros y no pasar desapercibidas las que tiene la sociedad, también favorece en mi formación dándome en lo pequeño y compartiendo con otras personas que desde su vocación cristiana y desde su estilo de vida van entregándose a los más necesitados.

Gregoria García, Postulante MAR

 

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