“Mi Padre es glorificado cuando ustedes producen abundantes frutos: entonces pasan a ser discípulos míos”. (Juan 15, 8)

En el momento de ser enviada a misión, por mi mente pasaban muchas preguntas y el corazón estaba con sentimientos encontrados: emoción, alegría, miedo y dudas. Pero sin embargo tenía la inquietud y el deseo del encuentro con Jesús en los demás.

El objetivo: Llevar la Buena Nueva, una aventura que pide darlo todo, y ¿estaba yo dispuesta a darlo todo? Pues esa es una pregunta muy importante, pues de ahí parte llevar la Buena Nueva con voluntad, con entrega a todo lo que implica ir de misión a donde sea que se necesite, con toda la disponibilidad para emprender el camino junto a otros misioneros. Acompañar y compartir con todas las personas de la comunidad a la que nos enviaran. Y todo para glorificar el nombre de Dios. Con nuestras visitas, las familias se sentían animadas para acercarse y participar en las actividades programadas.

Con la convivencia con todas las personas sentía que caminaba junto a Jesús hacia los demás, sonreía con él y lo visitaba a Él. El encuentro solo se puede experimentar abriendo el corazón al prójimo, dándolo todo y glorificando siempre el nombre de nuestro Dios, en cada momento y en cada persona con la que nos cruzamos en la vida. Y eso es parte del resultado de “DARLO TODO”, producir abundantes frutos así ser verdaderos discípulo del Señor.

Postulante MAR

Juana Rosario Toc Rosales