Llegamos al fin del tiempo pascual en el cual oramos y reflexionamos más profundamente la entrega amorosa de Jesús y en esa sintonía de entrega divina llegó Pentecostés. Jesús nos daba su soplo de vida para continuar la misión, para seguir anunciando con valentía que el Reino está entre nosotros.

Es por eso que el sábado 22 de mayo por la noche, nos reunimos en la Iglesia de Atapirire las hermanas y un grupo de personas para celebrar una pequeña vigilia de oración para recibir al Espíritu Santo. Fue un tiempo en el cual pedimos mucho que el Espíritu descendiera y nos llenara de su Gracia, de la paz de Jesucristo para ser mejores anunciadores del evangelio.

Pedimos que María, Madre de la Iglesia, siga intercediendo por cada una de las hermanas de la congregación para que como miembros de la iglesia vivamos con alegría y entrega total nuestra consagración.

Comunidad MAR

Vicaría Parroquial San Agustín,

Atapirire, Venezuela.