Mi experiencia al vivir en comunidad ha estado llena de vivencias que me han ayudado a crecer en muchos sentidos. El día de hoy quiero compartirles cómo es que las postulantes pasamos los recreos en convivencia con las hermanas.

 La mayoría de las veces jugamos juegos de mesa y en ocasiones cuando hay suerte para todas festejamos a la que gane la primera partida compartiendo caramelos o alguna botana. La verdad es que cuando esto pasa festejamos más el premio que el triunfo y no sé si sea mi idea o es verdad pero creo que el compartirlos en fraternidad les da un mejor sabor.

 Otras veces jugamos caras y gestos, en este juego nos divertimos mucho al mirar a las hermanas haciendo gestos y señas para que las demás adivinen la palabra. También es divertido la cantidad de cosas que se nos pueden ocurrir antes de acertar la respuesta.

 Otros días miramos televisión, en ocasiones son películas y después en algunos otros momentos comentamos lo que nos pareció; también tenemos noches de karaoke; esto además de divertido es valioso culturalmente pues a través de la música compartimos parte de la cultura de cada uno de nuestros países.

Todo esto me gusta pero lo que más disfruto es cuando bailamos, pues cada una con su estilo aporta de su alegría y aprendemos ritmos de diferentes países. En los recreos además de divertirnos y pasar buenos  momentos fortalecemos los lazos de amistad y fraternidad, pues en ese compartir encontramos a Dios en cada una de las hermanas y podemos sentir la invitación que  Jesús nos hace a vivir en comunidad.

Sin duda, vivir estás experiencias, le han dado muchas alegrías a mi vida; es en mi comunidad en dónde me siento fortalecida incluso cuando por alguna razón me he sentido desanimada. El compartir con las hermanas me lleva a sentir la cercanía de Dios y esto me levanta y ayuda a encontrar el ánimo que necesito.

Sal. 133, 1 ¡Oh, qué bueno, qué dulce, habitar los hermanos todos juntos!

María Gisela Sánchez López

Postulante MAR