En Bocas del Toro, Panama

En continuación con el artículo de la Hna. María Judith, les comparta lo vivido en Bocas del Toro. Toda una experiencia de vida y misión en favor de la pastoral vocacional.

Después de nuestra misión por el colegio de San Agustín, parroquia de San Lucas y parroquia de San Juan Bautista, viajamos para la misión.

 El padre Ismael Xuruc, vio conveniente que la hermana Ma. Judith se quedara en David y yo continuara para Bocas del Toro. Iniciamos el viaje el miércoles santo con el padre Pedro Rivas hasta David. Allí nos quedamos a dormir.

El jueves santo en la mañana continuamos viaje el padre Pedro Rivas y mi persona hacia Bocas de Toro. Un viaje largo y con algunas curvas, pero bello y al mismo tiempo bien aprovechado; fue un momento de compartir algunos retos para el futuro y vislumbrar la conveniencia de que nuestra presencia en Panamá sea una realidad para que a las jóvenes se les pueda orientar y decir “vengan y vean”. Realmente el viaje se nos hizo rapidísimo.

Llegamos a la comunidad de los PP. Agustinos Recoletos en Changuinola, donde permanecería hasta el sábado santo (el padre continuo viaje para Almirante para colaborar en la parroquia de San José de los PP. Agustinos Recoletos durante el Triduo Pascual). Alegría por el reencuentro con Monseñor Anibal Saldaña y el recordar las visitas a las comunidades en Totonicapan, Guatemala, donde tuve la alegría de estar hace algunos años.  

Seguidamente el padre Jesús Sánchez me llevo donde el grupo de jóvenes que se encontraban preparando el viacrucis que escenificarían el viernes santo. En este primer encuentro me presente a ellos y quedamos para el sábado en la mañana donde todos participaríamos de la Pascua Juvenil. En la tarde tuve el gusto de acompañar y participar con el padre Jesús en dos comunidades: Las 60 en la capilla de la Santísima Trinidad y Las 30 en la capilla de San Martin de Porres, celebramos la Cena del Señor. El padre me dio la oportunidad de presentarme en cada comunidad y expresarles el motivo de nuestra visita en estos acogedores lugares. Oportunidad que aproveche para invitarles a orar por las vocaciones en la Iglesia y a orar en familia por la vocación de sus hijos ayudándoles a discernir y apoyándoles en sus decisiones vocacionales.

El viernes Santo en la mañana con el padre visitamos la comunidad de Guabito, que se encuentra en la frontera con Costa Rica. En la tarde volvimos a las mismas comunidades del día anterior para celebrar la Pasión y muerte del Señor. El padre me invito a hacer una reflexión del viernes santo desde mi llamado a la vida religiosa. De regreso a la parroquia Santa Isabel de Hungría, nos esperaban para dar comienzo a la procesión del Santo Sepulcro y la Soledad con el Viacrucis escenificado a lo largo de la procesión. Al finalizar la procesión en la parroquia, el padre Juan Carlos Andújar, párroco y superior, agradeció la participación masiva y tuvo la deferencia de presentarme a la comunidad parroquial y el motivo por el que las Misioneras Agustinas Recoletas estábamos en el país y mi presencia en la parroquia.

Llegado el sábado santo iniciamos con los jóvenes la Pascual juvenil. En mi intervención les invite a hacer su proyecto de vida e ir viendo que les pide Jesús, a quien ellos siguen, además de ver qué tanto están dispuestos a responderle. Trabajamos una dinámica de grupo dirigida por el padre Jesús. Les presente la congregación partiendo de nuestro fundador Monseñor Ochoa, un hombre que supo estar siempre atento a lo que Dios le pedía y que respondió generosamente. Al finalizar la exposición no faltaron las preguntas.

El padre Pedro tuvo la gentileza de ir a recogerme para llevarme a la comunidad de Almirante, a la parroquia de San José, donde se encuentra reunido el grupo de los JAR que estaba finalizando la pascua juvenil y así poder tener un encuentro con ellos. El padre Juan Carlos Andújar, encargado del grupo, ya les había hablado de mi visita, por lo que comencé a presentar mi cometido. Encontré un grupo dinámico y deseoso de saber e informarse, por lo cual surgieron inquietudes y preguntas interesantes. Hay jóvenes que están dispuestos a iniciar un acompañamiento tanto con el padre encargado como con nosotras.

Finalizamos la experiencia en Bocas del Toro, agradecidas por todo lo vivido. El Domingo de Resurrección iniciamos el retorno para Panamá, pasamos a recoger a la hna. María Judith a la ciudad de David.

Desde el día en que llegamos no faltó la acogida y los detalles de nuestros hermanos y padres que nos trataron como a hijas “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?”. Gracias a Dios por esta oportunidad y experiencia en la que he sentido la fuerza y entusiasmo de su Espíritu en todo momento, gracias hermanos Agustinos Recoletos por vuestra acogida, cariño y detalles. Dios les bendiga.

Hna. Rosario Fernández, MAR

 

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