Yo soy la resurrección y la vida

Terminamos estas preciosas catequesis cuaresmales en las que la Iglesia nos ha ido presentando algunas experiencias vitales del hombre: La experiencia de INSATISFACCIÓN, expresada en ese cántaro que la samaritana llena cada día y que cada día se le queda vacío.

Experiencia de DESORIENTACIÓN, de verse perdido, manifestado en el ciego de nacimiento. Experiencia de  Fragilidad de impotencia de ESTAR CERCADO POR LA MUERTE, en estos momentos que pasamos de corona virus mucho más.

Todas esas experiencias solo pueden tener solución en Cristo, como Agua viva que calma la sed.  Como Luz que ilumina tanta oscuridad.

Como Resurrección y vida cuando nos vemos rodeados por todas partes con la muerte. Vayamos a nuestro caso en este domingo. ¿Qué opina Jesús de la muerte? ¿Cómo la aborda?

LECTURAS DEL DÍA

1ª lectura: Ez 37, 12-14.                   2ª lectura: Rom 8, 8-11

EVANGELIO

Juan 11. 1 – 45:

Estaba entonces enfermo un hombre llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfume y secó sus pies con sus cabellos. Y Lázaro, que estaba enfermo, era su hermano. Entonces sus hermanas enviaron para decir a Jesús: «Señor, he aquí el que amas* está enfermo.» Al oírlo, Jesús dijo:

—Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios; para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.

Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó aún dos días más en el lugar donde estaba; y luego, después de esto, dijo a sus discípulos:

—Vamos a Judea otra vez.

Le dijeron sus discípulos:

—Rabí, hace poco los judíos procuraban apedrearte, ¿y otra vez vas allá?

Respondió Jesús:

—¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo. Pero si uno camina de noche, tropieza porque no hay luz en él.

Habiendo dicho estas cosas después les dijo:

—Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy para despertarlo.

Entonces dijeron sus discípulos:

—Señor, si duerme, se sanará.

Sin embargo, Jesús había dicho esto de la muerte de Lázaro, pero ellos pensaron que hablaba del reposo del sueño. Así que, luego Jesús les dijo claramente:

—Lázaro ha muerto; y a causa de vosotros me alegro de que yo no haya estado allá, para que creáis. Pero vayamos a él.

Entonces Tomás, que se llamaba Dídimo, dijo a sus condiscípulos:

—Vamos también nosotros, para que muramos con él.

Jesús: la resurrección y la vida

Cuando llegó Jesús, halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios, y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María para consolarlas por su hermano. Entonces cuando oyó que Jesús venía, Marta salió a encontrarle, pero María se quedó sentada en casa.

Marta dijo a Jesús:

—Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero ahora también sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.

Jesús le dijo:

—Tu hermano resucitará.

Marta le dijo:

—Yo sé que resucitará en la resurrección en el día final.

Jesús le dijo:

—Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. 26 Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto?

Le dijo:

—Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo.

Y cuando hubo dicho esto, fue y llamó en secreto a su hermana María, diciendo:

—El Maestro está aquí y te llama.

Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y fue a donde él estaba; 30 pues Jesús todavía no había llegado a la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. Entonces, los judíos que estaban en la casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se levantó de prisa y salió, la siguieron, porque pensaban* que iba al sepulcro a llorar allí.

Luego, cuando María llegó al lugar donde estaba Jesús y le vio, se postró a sus pies diciéndole:

—Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.

Entonces Jesús, al verla llorando y al ver a los judíos que habían venido junto con ella también llorando, se conmovió en espíritu y se turbó. Y dijo:

—¿Dónde le habéis puesto?

Le dijeron:

—Señor, ven y ve.

Jesús lloró. Entonces dijeron los judíos:

—Mirad cómo le amaba.

 Pero algunos de ellos dijeron:

—¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, hacer también que Lázaro no muriese?

Lázaro es resucitado

Jesús, conmovido otra vez dentro de sí, fue al sepulcro. Era una cueva y tenía puesta una piedra contra la entrada. Jesús dijo:

—Quitad la piedra.

Marta, la hermana del que había muerto, le dijo:

—Señor, hiede ya, porque tiene cuatro días.

Jesús le dijo:

—¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios?

Luego quitaron la piedra, y Jesús alzó los ojos arriba y dijo:

—Padre, te doy gracias porque me oíste. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la gente que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.

Habiendo dicho esto, llamó a gran voz:

—¡Lázaro, ven fuera!

Y el que había estado muerto salió, atados los pies y las manos con vendas y su cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo:

—Desatadle y dejadle ir.

Acuerdo para matar a Jesús*

Muchos de los judíos que habían venido a María y habían visto lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

REFLEXIÓN

JESÚS DESDRAMATIZA.

JESÚS HUMANIZA.

JESÚS trasciende la muerte y la abre a un horizonte de esperanza

  1. DESDRAMATIZA.  Lázaro está dormido. Los discípulos no entienden y quieren escaparse de la realidad. Si está dormido ya despertara. Jesús les dice claramente: Lázaro ha muerto. Los cristianos no tenemos seguro ni de enfermedad ni de muerte. Caemos enfermos y morimos como los demás. Pero tenemos algo que no tienen los demás: Tenemos fe. Una luz que ilumina nuestra oscuridad. En tiempo de pandemia tuvimos muchos cadáveres sin poder enterrar, mucho dolor, mucho sufrimiento, pero teníamos esperanza en Cristo. Él mismo nos dice Yo soy la Resurrección y la Vida. La muerte no es lo Absoluto, ni lo definitivo. Lo definitivo es Dios que es Amor. José Luis Martín Descalzo, antes de morir en el pájaro solitario:

MORIR SOLO ES MORIR

MORIR SE ACABA.

SE ACABA DE SUFRIR Y HACER PREGUNTAS.

MORIR ES TENER PAZ, Y LUZ Y CASA JUNTAS.

Y HALLAR, DEJANDO LOS DOLORES LEJOS,

LA NOCHE LUZ, TRAS TANTA NOCHE OSCURA.

  • JESUS HUMANIZA LA MUERTE.  Tenía muchas cosas que hacer. Mucho trabajo. No le quedaba tiempo ni para comer. Pero sacaba tiempo para estar con la gente que sufre. No fue a  casa de su amigo Lázaro a dar discursos.  Al ver llorar, se echó a llorar. El mejor sermón. Un Dios que sabe llorar. La gente entendió muy bien: ¡cómo lo quería¡ A veces nos ha pasado a nosotros. Ante ciertas situaciones de jóvenes muertos en un accidente, nos hemos conmovido. Ese sermón no lo olvidará esa familia. Mira cómo nos quiere el cura.

En medio de tanto sufrimiento en estos últimos días  en los terremotos de Turquía y Siria, también se está dando más cercanía, solidaridad y ternura, que nunca. Las ayudas están llegando de todas partes del mundo.

  • JESUS TRASCIENDE LA MUERTE Y NOS ABRE UN CAMINO DE ESPERANZA. El error de Marta fue «mirar el sepulcro. Ahí solo hay  corrupción. Jesús no mira el sepulcro. Mira al cielo dónde está su Padre que nos quiere mucho más de lo que pensamos. Es escuchado por el Padre. Jesús da un grito de poder y sale Lázaro, aunque atado con vendas, es decir, está atado al espacio y al tiempo. Volverá a morir.

Algunos se hubieran conformado con la Resurrección de Lázaro.

Y hubiera sido un desastre. Continuar en esta vida…prolongar la vejez, etc. Dios no hace chapuzas. Nos llama a su propia Resurrección. A gozar de su misma felicidad para siempre.

El sepulcro de Lázaro huele a muerte. El de Jesús huele a vida.  Hay un amanecer, una nueva luz, un nuevo día en aquel jardín. Hay una presencia perfumada. El al marchar nos dijo. Voy a prepararos sitio. Donde yo estoy quiero que estéis también vosotros. Desde el momento que Dios se ha hecho hombre Jesús no quiere ser feliz el solo. Quiere serlo con nosotros.

  1. SAN AGUSTÍN COMENTA

De Lázaro se dijo: Ya lleva muerto cuatro días. En realidad, el alma llega a esta costumbre de la que estoy hablando como en cuatro etapas. La primera consiste en el titilar del placer en el corazón; la segunda, en el consentimiento; la tercera, en la acción; la cuarta, en la costumbre. Pues hay quienes rechazan tan radicalmente las cosas ilícitas que se presentan a su pensamiento, que ni siquiera hallan deleite en ellas. Existen quienes hallan deleite en ellas, pero no les dan su consentimiento: la muerte no ha llegado a su término, pero en cierto modo ha empezado ya. Si el consentimiento sigue a la delectación, ahí está lo que es objeto de condena. Tras el consentimiento, se da el paso a la acción; la acción lleva a la costumbre, y se produce una cierta pérdida de esperanza, por lo cual se dice: Lleva cuatro días, ya hiede. Llegó, pues, el Señor para quien todo era fácil y te mostró que el caso tenía cierta dificultad. Se estremeció en su espíritu y mostró que aquellos a quienes la costumbre ha hecho insensibles tienen necesidad de que se le levante bien la voz en tono de reproche. Sin embargo, ante el grito del Señor que le llamaba, se rompieron los lazos que los ataban sin poderse librar de ellos. Tembló el poder del infierno, Lázaro fue devuelto vivo. También libera el Señor a los que, por la costumbre de pecar, llevan cuatro días muertos, pues para él, que quería resucitarle, Lázaro solo dormía. (Sermón 98,6)

PDF: https://app.box.com/s/k4rgmhwmn0nkwz3fe7t4fmqgw2203r47

Para reflexionar: ¿qué sentimientos despierta en mi esta lectio? ¿A qué me compromete? ¿Qué frase del evangelio resuena en mi corazón?