VIVIENDO LA SEMANA SANTA 

EN LOS PUEBLOS DE BEAS Y ARROYO DEL OJANCO (GRANADA)

Las hermanas Misioneras Agustinas Recoletas recibieron una invitación del Padre Manuel Jesús, con la propuesta de ayudarle en la Semana Santa en los pueblos de Beas y Arroyo del Ojanco. A las hermanas les pareció una buena obra de caridad y de hecho aceptaron ir a compartir esos días de Pascua. Se les ocurrió invitar a algunos alumnos de 4º de la E.S.O., al que acudieron dos alumnas, Silvia y Ana. La duración del viaje fue desde el Jueves Santo hasta el domingo de resurrección.

Jueves Santo:

Partimos desde nuestro colegio (en la Chana) con destino a Beas de Segura. Cuando llegamos a Beas de Segura el Padre Manuel nos estaba esperando en la puerta de la casa de las monjas de clausura donde nos íbamos a hospedar. Dejamos nuestros equipajes en la casa y acompañamos al Padre a un bar donde nos iban a preparar la comida. Una vez ya en la casa empezamos a comer. Después de la comida estuvimos descansando hasta la media tarde que fuimos a misa de Beas. La parroquia está muy cerca de la casa donde nos hospedábamos. Al terminar la misa nos dividimos en dos grupos de tres. Uno lo formaron Paulina, Luisa y Ana, y el otro lo formamos Ana Rosi, Karen y yo. Karen, Ana y yo nos fuimos con el Padre Manuel a Arroyo del Ojanco porque allí se celebraba otra misa, el lavatorio de pies a los 12 Apóstoles. En el camino el Padre Manuel nos contó la rivalidad que había entre los dos pueblos, Arroyo y Beas, que se separó porque la gente de Arroyo decía que a Beas se le daba más importancia y que todo el dinero y las riquezas de Arroyo iban a Beas. Cuando terminamos la misa estuvimos acompañando a la procesión y a su banda. Esa noche me impresionó mucho la gente tan solidaria y buena que había en ambos pueblos.

El Padre nos llevó a casa y fuimos a cenar. Luego por la noche volvimos a Arroyo; nos llevó Carmen, la sacristana, y su vecina Paqui. Mi grupo dimos la hora Santa, acompañada de lecturas, cantos y peticiones. Terminada la hora Santa nos fuimos a Beas a dormir.

Viernes Santo:

Nos levantamos temprano, bendijimos la mesa como todos los días y desayunamos. De nuevo volvimos a separarnos, a nosotras nos tocó ir a Peñolite, una pedanía de Puente Genave, allí Manuel Jesús también tenía misa. El otro grupo fue a los Prados y a los cortijos de alrededor de Beas de Segura. La tarea nuestra en Peñolite fue hacer el viacrucis en una pequeña y preciosa ermita. Al terminar la misa nos estuvimos presentando a las personas de allí que vinieron a misa, y les dio una gran alegría de que estuviéramos en la Semana Santa por sus pueblos. La sacristana de Peñolite nos pidió el favor de visitar a su tío que estaba enfermo. De regreso a Beas el marido de Carmen, Lorenzo, nos dio un paseo por los preciosos campos de Beas y fuimos a conocer el famoso olivo milenario. La comida del Viernes Santo fue en la casa de un matrimonio, amigos del Padre Manuel. Tenían una casa espectacular. Cuando terminamos de comer nos fuimos a casa a descansar. Por la tarde noche fuimos a visitar a la Virgen de la Paz. Cenamos en casa y nos quedamos allí. Estuvimos repasando cantos, que fueron los momentos más graciosos y divertidos del voluntariado. 

Sábado Santo:

Estuvimos viendo procesiones en Beas y después fuimos todas a Arroyo del Ojanco a organizar la iglesia con las flores que habían sobrado del Cristo y de la Virgen. Sobre las doce del medio día estuvimos dándole una charla y cantando con los jóvenes de Arroyo. Luego por la tarde nos invitaron a verles jugar al fútbol en su campo. Por la noche tuvimos la primera Vigilia en Arroyo, y al finalizar nos invitaron a tortas con chocolate. Después tuvimos la otra Vigilia en Beas, que terminó a las dos de la mañana y ya nos fuimos a descansar.

Domingo de Resurrección:

Fuimos a visitar y agradecer a las monjas de clausura, que tenían el monasterio paralelo a la casa donde estábamos. Me encantó haberlas conocido tan de cerca y nos llamó la atención que había dos monjas de Polonia. También estuvimos visitando su iglesia que es muy bonita. Después de haber estado con las hermanas fuimos a escuchar misa en Arroyo del Ojanco y a acompañar a la procesión y a la banda de los jóvenes. A la una y media del medio día el Padre Manuel nos invitó a comer en un bar de Arroyo. Cuando terminamos de comer regresamos a Granada.

Esta experiencia es 100% recomendable porque en ella aprendes a convivir, a rezar, a tomarte las cosas en serio y a ser buena persona. Y que para hacer este tipo de actividades hay que creer, experimentar, sentirlas y vivirlas.

Silvia y Ana (4º de la E.S.O. Colegio Ntra. Sra. de la Consolación de Granada)

 

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