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Del 7 al 17 de julio se llevó a cabo el campamento “Familia Misionera” en nuestra casa Madre, ubicada en Monteagudo, Navarra. Llevaba varios días emocionada esperando que llegase el día. No me extraña que recuerde con cariño este primer campamento en el que participé.

Salimos de Granada con niños, monitores y premonitores de diferentes edades y nacionalidades; de verdad que me quedé completamente emocionada con todos los chicos.

Doy un profundo agradecimiento a todos los que participaron en el campamento 2018. Sólo me queda decir GRACIAS por todo lo vivido durante los 10 días.

Quisiera extender este mensaje de agradecimiento a los monitores, premonitores y hermanas Mar, por su gran entrega, disponibilidad a la misión y por hacer que todos nos sintamos como hermanos en Cristo Jesús.

Gracias a todos y todas por la ilusión que se veía en sus caras el día de la salida al campamento. Gracias por el tiempo que dedicaron para preparar todo. Gracias por querer pasar unos días con todos los chicos y chicas, gracias por cuidar de ellos, por jugar con ellos. Gracias por preocuparse por los que  pasaron alguna dificultad, quizás porque son tímidos, quizás porque echan de menos a sus familias, quizás porque se han raspado la rodilla o porque se les ha roto una chancla, porque le duele la barriga, porque se le ha olvidado alguna cosa, etc… Gracias por quererles incluso sin conocerles. 

También estoy emocionadísima por haber vivido una de mis mejores experiencias en España: un campamento de verano lleno de alegría.  Es algo que se recuerda toda la vida con un cariño enorme. El campamento es algo que marca la vida de una persona. Es estar FELIZ  en los lugares en que nos toca vivir.

Gracias porque disfrutan entregándose a los demás. “Amándose los unos a los otros”. Gratis.

¡Gracias por ser parte de este campamento!

Juana Maricela Hernández Tzunún, mar