Queridos lectores, desde la Parroquia san Fortunato, a la que pertenece la comunidad de la curia general de las MAR, y desde donde se vivencia el caminar comunitario eclesial les hacemos partícipes de algunos de los espacios que se promueven de forma especial para que crezcamos como comunidad de fe y seamos luz y sal en el barrio de la Fortuna.

En septiembre de 2020 recibimos al padre Domingo Linares quien asumió como párroco, acompañado del padre Javier Dorante, vicario parroquial.  También contamos con el padre Vicente Rico, quien lleva algunos años colaborando en la parroquia.

Se inició el curso 2020-2021, con la expectativa que producen los cambios y en este año con la particularidad del impacto de la pandemia, sin embargo, con la buena disposición de crecer como comunidad.

Han transcurrido 11 meses y la actividad parroquial ha ido respondiendo a los signos de estos tiempos de prueba.

El equipo de sacerdotes, unido y entregado al servicio de la comunidad y con el apoyo de los laicos comprometidos, han acompañado en el proceso de crecimiento en la fe, a través de los retiros mensuales, el cuidado y vivencia de la liturgia, la organización de Cáritas parroquial, la catequesis sacramental para niños y jóvenes, la orientación a las familias que buscan ayuda, visita espiritual a las enfermos y personas mayores.

Al finalizar el curso, la Diócesis de Getafe, a la que pertenecemos que también experimenta la necesidad de pastores para atender las parroquias, solicitó al padre Javier Dorante, vicario parroquial, su servicio como Párroco en la parroquia Ntra. Sra. del Cerro en Getafe. Este cambio nos ha tomado por sorpresa y nos ha ayudado a comprender las necesidades de la Iglesia. Agradecemos al P. Javier Dorante por su servicio generoso, por ayudarnos a crecer en el seguimiento de Cristo desde una fe más madura; por su testimonio de vida; lo acompañamos con la oración fraterna en la nueva misión.

Con los padres Domingo y Vicente, la comunidad parroquial sigue haciendo camino en la evangelización, donde la necesidad de tener testigos que sembremos fe, esperanza y caridad es indudable.

Damos gracias a Dios por la parroquia donde las MAR de la curia general, encontramos un espacio valioso de crecimiento, que nos reta a ser coherentes, a vivir nuestro carisma en fidelidad porque es el tesoro que llevamos, la luz que hemos recibido para que, junto con los hermanos de fe, iluminemos este mundo con la LUZ DE CRISTO RESUCITADO.

Estar y caminar con los hermanos como vida consagrada es lo esperan de nosotras. Valoran nuestra presencia y nos lo expresan en los encuentros cotidianos, en detalles de generosidad, en el servicio mutuo. Esperamos saber corresponder con nuestra vida consagrada, siendo reflejo de la acción de Dios en la vida de una comunidad conformada por personas convocadas por el Señor para trabajar por su Reino.

 MAR CURIA GENERAL