En el día 07 de diciembre, vísperas del día de la Inmaculada Concepción de María, los colombianos hacen un gesto muy bonito, que es parte de su tradición: encender velas para nuestra Señora, en una actitud de confianza, de fe, de amor, de esperanza y de cariño a la Virgen. En este año pude hacer parte de esa celebración.

Participé en la Parroquia Santa Ana, donde se celebró la misa, después rezamos el rosario y luego prendimos nuestras velitas. Sentí una alegría muy grande, a la vez una cercanía con el pueblo y con nuestra Señora. Allí, estábamos reunidas unas 30 personas, no éramos muchas, pero la fe sí era grande, me dio esperanza saber que hay gente que se reúne para alabar a la Virgen, ella que es nuestra Madre, intercesora, consoladora y compañera de camino. No tengo dudas de que nuestras intenciones, nuestro gesto sencillo pero lleno de fe, llegó al corazón de Dios y de la Nuestra Señora.

A todos nosotros sus hijos, la Madre acoge, no hay ninguno que se quede fuera, es un amor muy grande. Pude ver en la diversidad de personas que estábamos presentes ese gesto de amor a María, y doy gracias al Señor por tamaño regalo.

Eduarda Bento

Novicia MAR