Durante dos semanas tuve la posibilidad de estar con la comunidad de Hermanas Mayores de Monteagudo, y fue una experiencia llena de Dios ya que pude estar con cada una de las hermanas, conocer sus experiencias, ver toda la vida que han entregado en nuestra congregación, y en este momento necesitan ayuda.

Esto me ayuda a seguir al Señor, que vale la pena entregar nuestra vida por el Reino,  porque en Jesús tenemos la felicidad plena y la vida eterna, cada una en medios de las limitaciones, de las enfermedades, siguen entregando su vida en lo poco que pueden hacer, y me llama la atención que en medio de esto se cuidan la una a la otra, están pendientes, viven la fraternidad, la amistad y el amor que el mismo Dios les da.

Yessica Victoria, MAR