MES DE APRENDIZAJE

Es cierto que el covid-19 ha causado muchos desastres y ha afectado a muchas personas tanto en lo emocional como en lo económico, sin embargo, también es cierto que ha suscitado en los corazones de muchas personas y organizaciones el deseo de querer ayudar.

Es por eso, que en este artículo quiero brevemente compartir mi experiencia de voluntariado en ARCORES, una red solidaria internacional de la familia agustino recoleta que, al no poder realizar este año 2020 su voluntariado internacional a causa de la pandemia, buscó otras maneras de ayudar aquí mismo en España.

A mis hermanas: Gloria Hernández y Cruz Ajpacajá nos tocó en el Centro Santiago Masarnau, Sociedad San Vicente de Paul y en la Residencia Monserrat, ambos localizados en Madrid. En el centro Santiago Masarnau, el voluntariado consistió en un comedor, en donde nuestra colaboración consistía en empacar los alimentos, ayudar a pelar patatas, cebollas, etc.

También a lavar los trastes o cacharros que se iban utilizando. En la residencia íbamos a colaborar en la hora de la cena. Ayudábamos a los ancianos a trasladarse de las salas al comedor, allí les dábamos de comer a los que estaban más incapacitados, además de que les acompañábamos en la escucha y en algunas que otras conversaciones amistosas.

Debo decir que, sin duda, fue una experiencia bastante gratificante, enriquecedora y un tiempo para fortalecer el espíritu misionero que como MAR nos caracteriza. Fue una bendición y una oportunidad el haber compartido tanto con mis hermanos en formación (coristas) agustinos recoletos, así como con las diversas personas que me enseñaron que el trabajo en equipo y con amor es mucho más efectivo.

Que vale más ejercitar los oídos del corazón y hablar del amor de Dios con el ejemplo, pero sobre todo reafirmé una vez más que:

“Hay más alegría en dar que en recibir”.

Jasmeiry De La Cruz Oviedo, MAR