Y por fin llegó. Sí, el esperado «Viernes de Dolores» que anhelábamos con tantas ganas e ilusión;  ese viernes, que llevábamos preparando semanas con tanto esfuerzo y cariño. Mis compañeros y yo llegamos a nuestro Colegio. Estábamos todos muy nerviosos y con muchas ganas de empezar, así que, fuimos clase por clase avisando a todos los alumnos que iban a participar en la estación de penitencia junto con nosotros. Una vez que hicimos eso, bajamos todos al gimnasio a prepararnos; mantillas, nazarenos, la banda, monaguillos, costaleros, etc… 

Y llegó nuestro momento, se empezó a escuchar a los alumnos, fuera en el patio. Hablaban y reían, y eso significaba que ya era hora de salir y empezar con nuestro Vía Crucis. La banda empezó a tocar y nuestra cruz guía salió del gimnasio para empezar el recorrido a lo largo del patio del Colegio. El pequeño Cristo, Nuestra Madre y un símbolo con los colores de la bandera de Ucrania que llevábamos en un sencillo trono, se iban parando por las diferentes estaciones que cada curso había preparado. Se notaba que las canciones, las poesías que se leían y las cosas que habían organizado para ese día, las habían hecho con todo su cariño y amor, y eso lo podíamos ver en sus caritas de ilusión. Poco a poco se fue acabando el recorrido y fue hora de volver al gimnasio, pero eso sí, conseguimos que todo el Colegio y los padres que vinieron a visitarnos, se fueran con una gran sonrisa. Eso nos llenó por dentro para seguir preparando este Vía Crucis muchos años más. 

Marina González Contreras, alumna de 4º A ESO