El jueves santo, empieza la celebración del triduo pascual, de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, Aquel que nos mostró el amor misericordioso del Padre, Aquel que nos enseñó a amar con su vida y con sus gestos. El Hijo de Dios, nuestro Hermano Mayor.

            Él “Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13,1).

Hoy el día de la entrega hasta el extremo, tenemos presente de manera especial los conflictos que oscurecen el amor y la entrega, que en vez de dar vida la quitan. Pensemos en la cantidad de cristianos que han muerto mártires los últimos meses, pensemos en la cantidad de inocentes que han muerto con armas biológicas o misiles, pensemos en el pueblo de Venezuela que grita constantemente un S.O.S. DIOS ACOMPAÑA A SU PUEBLO, pero espera que lo que nos enseñó con su propia vida nos permita crecer como hermanos, que nos lavemos los pies unos a otros, que curemos las heridas del que sufre, que no seamos indiferentes ante el dolor del otro, que compartamos el pan cada día con quienes lo necesitan. Que como Jesús nos quitemos las vestiduras, nos arrodillemos, seamos humildes y ofrezcamos la vida.

¡HOY ES EL DÍA DEL AMOR, DE LA ENTREGA, DE LA MISERICORDIA, DEL SERVICIO, VIVÁMOSLO, RECORDÉMOSLO Y ACTUALICÉMOSLO!