“Basta que busquen su reino
y lo demás se os dará por añadidura” (Lc 12,31).

A TODAS LAS MISIONERAS AGUSTINAS RECOLETAS

Queridas hermanas: con motivo de la celebración del 83 aniversario de la ordenación episcopal de monseñor Francisco Javier Ochoa, fecha en la que celebramos el Día Misionero de nuestra Congregación, me dirijo a todas las hermanas y a todos los hermanos laicos que comparten nuestro carisma a fin de hacerles llegar este mensaje de esperanza en estos tiempos difíciles que vivimos.

Reflexionar sobre la vida de monseñor al final de este mes de octubre, mes de las misiones, me lleva a declararlo oficialmente como modelo de misionero para toda la Congregación.

Ser modelo de vida, como su nombre indica, es tenerlo como referente, como un espejo en el que mirarnos para cumplir nosotras la misión que nos señala la Iglesia, siempre desde nuestro carisma.

Miremos su figura, recordando el itinerario que recorrió:

1889, 31 de enero Francisco Javier Ochoa Ullate, nace en Monteagudo, (Navarra), España siendo bautizado el mismo día en el templo parroquial de su pueblo.

1906, 29 de septiembre, ingresa al noviciado de los agustinos recoletos en Monteagudo.

1907, 30 de septiembre, hace su profesión religiosa en Monteagudo.

1910, 1 de octubre, hace la profesión solemne en el convento de San Millán de la Cogolla.

1911, noviembre, primer destino, Villanova, en el Estado de Pensilvania, a pocas millas de Filadelfia – Estados Unidos.

1914, 30 de mayo, termina los estudios de teología y es ordenado sacerdote en la catedral de San Pablo de Filadelfia.

1914, en octubre es enviado a Venezuela.

1914, 17 de diciembre, va a Trinidad, isla del Caribe, muy próxima a las costas venezolanas.

1920, 20 de enero, es nombrado por sus superiores viceprocurador de la Procuración en Manila, Filipinas.

1924, 2 de marzo, es nombrado delegado provincial del territorio confiado por la Santa Sede a la provincia de San Nicolás de Tolentino.

1924, 24 de marzo, abre una escuela de inglés en la misión de Kweiteh. 1928, Crea y edita la revista “TODOS MISIONEROS”, órgano de propaganda misional, publicada hasta 1969. 1928, 19 de junio, S. S. Pío XI elevó la Misión de Kweiteh a Prefectura Apostólica

1929, 8 de enero, es nombrado Prefecto Apostólico de Kweiteh.

1929, funda el seminario diocesano. 1930, Monseñor viaja a Roma para hacer la Visita Ad Límina y decide aprovechar la oportunidad para pasar a España y buscar religiosas para llevar a la misión de China.

1931, 15 de enero, solicita a la Sagrada Congregación de Religiosos en Roma, la dispensa de la clausura de las religiosas para llevarlas a su misión de Kweitehfú.

1931, 22 de febrero. En Monteagudo, a los pies de su Virgen del Camino, impone a sus tres agustinas recoletas, el crucifijo, signo externo de misioneras.

1931, 19 de mayo, llegan a Kweitehfú monseñor y las tres misioneras, Madre Esperanza Ayerbe de la Cruz, Madre Ángeles García de san Rafael y Madre Carmela de san Agustín.

1935, 4 de enero, hace trámites jurídicos ante la Santa Sede y sus tres misioneras son anexadas a las agustinas recoletas de Filipinas, por Decreto de la Sagrada Congregación de Religiosos.

1935, 28 de junio, funda la congregación (autóctona) de Agustinas Catequistas de Cristo Rey, que empezó a planear en 1929 y fue erigida canónicamente como congregación de Derecho Diocesano.

1937, 31 de octubre, es nombrado obispo Titular de Kusira, siendo consagrado en Manila. 1940, A finales de año viaja a EE.UU., camino de España, para pedir ayuda para su pobre misión china.

1946, 11 de abril, S. S. Pío XII, estableció jerarquía eclesiástica en China, y nuestra misión se convirtió en Diócesis, y Monseñor Ochoa fue nombrado primer Obispo de Kweiteh.

1946, 10 de junio, llega a su convento de Monteagudo. En octubre de este mismo año va a Londres, a gestionar una posible fundación para nuestra congregación que en el sur de Inglaterra ofrecían para sus hijas.

1946, 20 de octubre, viaja a Roma y solicita a las autoridades de la Curia Vaticana, en concreto a la Sagrada Congregación de Religiosos la separación de la congregación de Agustinas de Filipinas y la erección de una nueva congregación independiente y distinta.

1946, 7 de noviembre, desde Roma, pide humildemente al santo Padre que se digne designar a una de las hermanas españolas como vicaria general para que pueda, sin recurrir a Manila, abrir noviciado y recibir candidatas; recomienda para dicho cargo a la madre Esperanza Ayerbe de la Cruz, petición que es atendida el 13 de noviembre de 1946.

1947, 4 de enero, por carta, pide a la Sagrada Congregación de Religiosos que su congregación se llame AGUSTINAS RECOLETAS MISIONERAS DE MARIA. La Santa Sede no se hace esperar; aprueba todo cuanto Monseñor le ha pedido: la fundación de la nueva congregación, mediante Decreto del 18 de enero de 1947, con el nombre solicitado.

1947, 3 de marzo, escribe, desde Nueva York, una Circular -su Carta Magna- que constituye valiosa parte del patrimonio espiritual de las misioneras agustinas recoletas.

1947, 11 de noviembre, monseñor Ochoa, consciente del deterioro de su salud, pide al Papa que admita su dimisión de obispo de la Iglesia de Kweitehfú. Su petición, avalada por legítimas razones, es aceptada por Pío XII, que lo nombra obispo titular de Remesiana.

1948, 1 de enero, es aceptada por el Papa Pío XII su dimisión como Obispo de Kweitehfu.

1951, 23 de marzo, redacta y presenta a Roma el texto de las primeras Constituciones, de la nueva congregación que son aprobadas.

1953, mayo, por delegación del Obispo de Tarazona, preside el primer capítulo general de la congregación. 1954. Trabaja incansablemente por la construcción y dotación de la casa madre de la nueva congregación de las agustinas recoletas misioneras de María.

1954, 9 de septiembre bendice y coloca la primera piedra de la iglesia, dedicada a Nuestra Señora de la Consolación en Monteagudo.

19 de agosto de 1956, consagra solemnemente la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación.

1964, 4 de junio, obtiene para su congregación la aprobación Pontificia, o Decreto de Alabanza, que concede la Santa Sede con fecha de la solemnidad del Sagrado Corazón.

1976, 6 de septiembre, fallece en Monteagudo.

Al mirar su itinerario y la fe profunda que lo sostuvo en su celo misionero y al leer en sus escritos sus verdaderas motivaciones para reconstruir en China la iglesia física y espiritual, y su atención esmerada a las niñas abandonadas, como necesidades básicas de sus proyectos misioneros, nos debe llevar a admirar la hondura y profundidad de su fe, el amor incansable de este peregrino cuyo celo por la gloria Dios lo movió apasionadamente a la extensión del Reino, pensando en la formación de los cristianos de China, en la formación  de un clero autóctono, en la fundación de la congregación de Catequistas de Cristo Rey, en la fundación de nuestra Congregación para responder a las niñas abandonadas, consumiendo y donando su vida por el Evangelio.

Por su vida y confianza en la providencia, su conciencia, hasta el final, de ser hijo de la Iglesia y miembro de la Orden; su extraordinaria visión de futuro proveniente de un amor apasionado al corazón de Jesús, de María y de san Agustín, entre otros muchos más talentos que puso al servicio de la Iglesia, cabe decretarlo modelo de misionero agustino recoleto.

Solicito con amor fraterno a cada una de las religiosas misioneras agustinas recoletas que hoy, a la luz de los acontecimientos que estamos viviendo a nivel comunitario, congregacional, eclesial, mundial, a la luz del camino que vocacionalmente hemos recorrido desde nuestra primera profesión, donde abrazamos este estilo de vida, siguiendo al Señor, según nos marcan nuestras Constituciones y Regla, podamos revisar coherentemente nuestra vida, nuestra espiritualidad, el legado de autenticidad que nos dejó monseñor, y pidiendo e implorando la luz del Espíritu Santo, podamos volver a nuestra esencia, independientemente de nuestra edad, del lugar donde nos encontremos, fijando la mirada en el Señor que nos sedujo y nos llamó a esta Congregación para extender su reino y llevar la caridad donde la obediencia nos siembre, sin centrarnos en nosotras mismas, antes bien, buscando solo la gloria de Dios y el bien de los hombres y mujeres que más lo necesiten.

Solicito que esta circular sea dada a conocer a nuestros laicos a fin de que ellos también puedan tener como modelo de misionero agustino recoleto a monseñor Francisco Javier Ochoa y puedan conocerlo con más profundidad en encuentros de formación y desde las realidades en las que comparten nuestra misión, para que siguiendo su ejemplo, testimonien a Cristo, misionero del Padre, de quien hemos recibido la Salvación.

Que nuestra Madre de Consolación, primera discípula y misionera, sedienta por atraer a todos a su Hijo, nos ayude a caminar, entregándolo todo y llevando el consuelo a todos los que lo están necesitando.

Reciban mi abrazo fraterno y la oración que nos une en comunión, cada día.

Almería, 28 de octubre de 2020

Hna. Nieves María Castro Pertíñez
Superiora general