TESTIMONIO DE NUESTRO SEMINARISTA GONZALO

Lo primero, y lo único que puedo hacer, Señor, es darte las gracias y alabarte porque me permites ver cómo actúas en cada niño y qué feliz me haces cuando me doy a los demás… y es que ésa es mi vocación, darme en tu nombre a cada persona que pongas cerca de mí, pues en cada uno de estos chicos estás Tú, y sirviéndoles a ellos te sirvo a ti… así soy feliz.

Es increíble cómo me sorprendes con los más pequeños de edad, ayer en la improvisada vigilia,  niños y monitores te escribíamos peticiones y las poníamos en el mural. Hoy me acercaba a leerlas en la Capilla y me he quedado flipando porque los niños NO TE PIDEN NADA PARA ELLOS, ES MÁS, TE DAN LAS GRACIAS POR TODO… ha sido una escuela de Oración y de humildad preciosa, si es que ¡son los que más cerca están de Ti!

Personalmente, he disfrutado mucho, me he sentido muy cómodo, y además hemos sido muchos monitores, con lo que me ha dado tiempo de hablar con bastantes chicos y chicas, y vivir el campamento con la ilusión de niño que me das, en la piscina, con el cajón y la guitarra… vamos que me lo he pasado además genial.

He podido también compartir conversaciones con las Agustinas, y me encanta lo cercanas que son, las jóvenes y las más mayores. He podido compartir muy a gusto el día a día con monitores y monjas, y he tenido un buen rato para hablar con Ana, que ha sido un regalo tuyo, Señor.

Te pido por la vocación de cada uno de los chicos, para que puedan descubrirla y seguirte, y que siempre estén acompañados de monjas y sacerdotes que quieran ser santos, porque a pesar de todos mis defectos, yo también quieroser santo para la Iglesia!

Que así sea, Señor Jesús.

GONZALO ARROYO – SEMINARISTA DIOCESANO DE MADRID

 

{gallery}ecosc13, limit=0,random=1,width=200,height=100,gap_h=20,gap_v=20,displayarticle=1{/gallery}