DEJARME AMAR POR DIOS

 

Después de realizar ejercicios espirituales, la hermana Carolina Mushi y mi persona tuvimos la oportunidad de  visitar alas hermanas: Delza Rita Bassini, María Sun y Carmen Chaparro, de la comunidad de Salamanca, España.

Me sentía contenta porque era la primera vez que visitaba la casa, que ahora es casa juniorado. También fue una gracia el conocer  y compartir con las hermanas. Agradezco el cariño y la alegría de las hermanas, nos acogieron y nos brindaron su tiempo. Las gracias son pocas para agradecer su generosidad.

Después de los ejercicios espirituales y la visita a las hermanas quedan resonando muchas palabras en mi corazón.

En primer lugar, seguir dejándome tocar por la gracia de Dios y que Él haga de mi lo que quiera. Al ser su creatura, sé que no soy perfecta y que tengo limitaciones, pero con todo eso sigo apostando por mi vocación y más aún por Jesús, que es quien da plenitud a mi vida.

Habrán momentos de desolación y consolación, pero sentiré el abrazo de un Dios que no es ajeno a mi desolación.

Mirar la pequeñez de Jesús y saber que cada sonrisa, dolor, me sigue diciendo que Dios sigue generando vida, porque su presencia habita en todo.

Gracias Señor por permitirme encontrarme contigo y reavivar este amor que a veces se apaga por la falta de fe, pero una fe que debo vivirla en comunidad, junto a las personas con las que realizo la misión.

Gracias por tu ternura, misericordia y, amor que me abrazaron y me dejaron ver tu hermoso rostro.

Gracias por esos rostros que pones en mi camino y me manifiestan que tú sigues amándome.

Gracias a mi comunidad y a la congregación por poner los medios para que nuestra vida espiritual y vocación sigan siendo saciadas por Aquel que nos invita a seguirle más de cerca, Jesús.

En esta nueva etapa quiero contemplar la mirada de Dios de una manera diferente, construyendo caminos, rompiendobarreras, siendo constructora de su amor y misericordia.

“Señor Jesús, tenerte es una riqueza, pero lo más bonito, es no dejarte ir y saber que tú siempre estás derrochando amor por tus hijos”.

 

Santa Isabel Mojica Mejía, MAR