¡VEN, DULCE HUESPED DEL ALMA!

Con mucha dedicación y llenos de entusiasmo, los jóvenes de las siete Parroquias del Arciprestazgo San Blas, de la Archidiócesis de Madrid, nos juntamos para organizar la Vigilia de Pentecostés el sábado 18 de mayo. A los jóvenes de cada parroquia nos tocó preparar una oración, un texto bíblico, un gesto y una canción para presentar uno de los dones del Espíritu Santo. Así nos congregamos a las 22 horas en el templo de nuestra Parroquia de San Blas y uno a uno fueron pasando los grupos de jóvenes de las diferentes comunidades parroquiales a presentar «su Don»: Ciencia, Fortaleza, Entendimiento, Consejo, Piedad, Temor de Dios… A nosotros nos tocó el don de la Sabiduría y para presentarlo proyectamos un vídeo en la pared que nos introdujo a todos en lo que significa este Don del Espíritu, en seguida proclamamos el Evangelio según san Mateo 11, 24-27, donde Jesús alaba al Padre por haber ocultado sus cosas a los sabios y prudentes y haberlas revelado a los pequeños y sencillos. Luego propusimos a todos rezar la oración de Salomón pidiendo la Sabiduría  (Sab 9,1-6.9-11)

«Dios de los padres y Señor de la misericordia,
que con tu palabra hiciste todas las cosas,
y en tu sabiduría formaste al hombre,
para que dominase sobre tus criaturas,
y para regir el mundo con santidad y justicia,
y para administrar justicia con rectitud de corazón.
 
Dame la sabiduría asistente de tu trono
y no me excluyas del número de tus siervos,
porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva,
hombre débil y de pocos años,
demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.

Pues, aunque uno sea perfecto entre los hijos de los hombres,
sin la sabiduría, que procede de ti,
será estimado en nada.
Contigo está la sabiduría, conocedora de tus obras,
que te asistió cuando hacías el mundo,
y que sabe lo que es grato a tus ojos
y lo que es recto según tus preceptos.

Mándala de tus santos cielos,
y de tu trono de gloria envíala,
para que me asista en mis trabajos
y venga yo a saber lo que te es grato.
Porque ella conoce y entiende todas las cosas,
y me guiará prudentemente en mis obras,
y me guardará en su esplendor».  

Terminamos nuestro espacio cantando todos juntos la Secuencia de Pentecostés: 
»Ven Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo
Padre amoroso del pobre, don en tus dones espléndido
Luz que penetras las almas, fuente del mayor consuelo…»

Fue genial ver a tantos jóvenes de edad y de espíritu reunidos esperando al Espíritu Santo y celebrando Pentecostés. Pudimos sentir que unidos queremos cantar las maravillas que el Señor va obrando en nuestras vidas y en las vidas de todos sus hijos a través de su Espíritu Santo.

¡Gracias, Señor, por el fuego de tu Espíritu que enciende nuestros corazones y nos anima a formar comunidades discípulas y misioneras!

JOVENES DE LA PARROQUIA SAN BLAS DE MADRID

 

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