“SEÑOR TÚ LO SABES TODO, TÚ SABES QUE TE AMO”

 

“Cómo no amarte si eres mi esperanza

Cómo no seguirte, si eres mi vida

Cómo no bendecirte, si eres mi fortaleza

Cómo no servirte, si eres mi alegría”

 

Una vez más en este camino recorrido voy confirmando que mi vocación y vida tienen sentido, cuando las vivo cerca de Aquel que me amó primero.Es el Espíritu de Dios el que me sigue reanimando, redimiendo y quien me ayuda a levantarme cada día, sabiendo que no estoy sola.

En mi fragilidad puedo ver que la caricia de Dios va pasando por cada momento de mi historia, con ternura y suavidad, como una niña en brazos de su Padre. La cercanía con el Amado es la que va  fortaleciendo mi fe y me hace ver en cada paso que doy, que su presencia es la brújula de mi corazón.

Me sigo acogiendo a la mirada de Dios, para que me siga hablando al corazón, transmitiéndome sus deseos, para realizar su voluntad en medio de las situaciones que se presentan.

En medio de mi fragilidad y caídas le sigo diciendo a Dios, como Pedro: “Señor tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”; nadie puede separarme de tu amor, porque es ese mismo amor el que me ayuda a decirte sí cada día, el que me mueve a amar a los demás, el que me dice qué hacer en cada dificultad,  el que me sigue renovando, transformando internamente.

Continúo mirando en Jesús a un ser que en cada instante me dice que permanezca en su amor. Su mirada me sigue seduciendo y enseñándome  que este camino exige paciencia, tolerancia, donación y perdón.

Gracias Jesús, por ser mi compañero de camino y por enseñarme que cuanto más me aferro a ti, más sentido tiene mi vida.

Santa Isabel Mojica Mejía, mar