En estos días de Navidad, la hermana Adoración Salcedo y mi persona   tuvimos la oportunidad de poder visitar a varios enfermos que por su estado de salud no pueden salir. Al llegar a sus casas y experimentar su alegría y esperanza en medio de su enfermedad nos llenaba de alegría porque en su sonrisa y sencillez, Jesús vuelve a encarnarse, a nacer en medio de la fragilidad humana, que a veces pensamos que es débil por estar padeciendo una enfermedad, pero donde se percibe que Él está presente y fortalece sus anhelos y ánimo para seguir caminando.

Unas de sus frases que nos compartían era que tener fe y esperanza era lo mejor y que si Dios estaba con ellos todo era posible…no había palabras de quejas o culpar a nadie porque en sus vidas habían hecho tanto bien y recibían gracias de esas bondades que habían realizado…

Cuando llegábamos percibíamos en sus rostros una gran ilusión; alguien se acordaba de ellos, alguien se sigue preocupada por ellos…

Cuando contemplamos estos gestos y rostros llenos de Dios, nos damos cuenta de que recibimos más de lo que damos y que cada día debemos valorar más a quienes están a nuestro lado; dar sin recibir nada a cambio y tener un gesto de amor con quienes amamos, porque nuestra vida es una sola y debemos aprovecharla al máximo para vivirla y entregarla como Dios quiere y a su manera…

Te damos gracias, Señor por este tiempo de gracia, por hacerte presente en el corazón, vida y enfermedad de estas personas y porque nos permites llevar tu mensaje de paz y alegría en la vida de estas personas que te aman sin condición y apostando que se puede ser feliz con pocas cosas…; no hace falta nada más porque tú estás y llenas todos los rincones de nuestra existencia.

Y podemos decir: vimos a Jesús, muy cerca y más cerca que nunca…

Hna. Isabel Mojica

Comunidad de Las Gabias