39ª Peregrinación Juvenil A Luján

¡Damos gracias a Dios por nuestra mamá María de Luján, que sigue acompañando la lucha y el caminar del pueblo argentino!

El sábado 5 de octubre se realizó la 39 ª peregrinación juvenil a la basílica de Luján. Esta peregrinación comenzó en 1974 ytodos los años tiene un lema diferente. El de este año fue: Madre, cuidá la fe de tu pueblo. Es una experiencia fuerte, de sabernos hermanos, peregrinos de la vida y discípulos de Jesús e hijos de una mamá que nos consuela y nos dice: “Argentina canta y camina”.

Tuvimos la gracia de ser unas peregrinas entre los 2 millones que ya desde el viernes a la noche empezaron a caminar para llegar a la basílica de Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina.

Fuimos con la parroquia San José obrero, Caseros, Buenos Aires. Salimos en colectivo y comenzamos a caminar desde Morón a las 8:45 am para llegar finalmente a la Basílica a las 23:15hs de la noche.

La caminata es de 58,800 kilómetros. Posee varias paradas donde los peregrinos son asistidos con agua, alimentos y atención médica. El clima es de profunda alegría y uno “puede captar el misterio” que envuelve a tantas personas y que los impulsa a caminar hacia Luján. Familias enteras se disponen a caminar con sus bebés en los cochecitos. En la medida que avanzamos, vamos sintiendo el peso del cansancio, la responsabilidad de todos aquellos que se encomendaron a nuestras oraciones y la propia fragilidad de “ser caminantes” y sentir, como en la vida cotidiana, el cansancio de “nuestras luchas, búsquedas y sueños con otros que caminan con nosotros”. Los servidores, que atienden a los peregrinos curándonos las ampollas, dando masajes, animando y demás, son los “cirineos” del camino, y representan a todos aquellos que en la vida nos dan ánimo y nos alivianan la cruz cuando uno está cansado o a punto de bajar los brazos.

Una experiencia increíble, pero lo más hermoso fue disfrutarlo en comunidad de hermanas con nuestros hermanos y amigos de diferentes comunidades. Cuando uno llega siente un gozo enorme, emoción y consuelo, las lagrimas caen y en un silencio profundo contemplando a la virgencita, sentimos su abrazo tierno que se extiende a todos aquellos que “llevamos en el corazón” y dejamos a los pies de la Madre para que los proteja y bendiga.

Por todo esto y mucho mas, podemos decir junto con ella que nuestra alma canta las grandezas del Señor, porque mira y cuida con ternura a todos sus hijos.

 

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