Comunidad MAR , Morón, Cuba

LECTIO DIVINA XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Marcos 4,26-34

 

Siguiendo los pasos de la Lectio

1. PEDIMOS LUZ AL ESPÍRITU SANTO

Lo invocamos desde lo más íntimo de  nosotros mismos. Nos hacemos conscientes de su inhabitación. Pronunciamos alguna jaculatoria que nos ayude a entrar en sintonía con El.

2. LECTURA ATENTA DEL TEXTO

Leemos Marcos 4,26-34; lo hacemos una y otra vez. Una lectura pausada y consciente hasta que la Palabra conecte con mi ser más profundo.

3. ¿QUÉ DICE EL TEXTO?

Ubicamos el texto en su contexto y nos preguntamos por qué dice Jesús lo que dice?

Vemos que Él ha estado predicando desde el inicio del Evangelio  (1,14-15) la Buena nueva de Dios y la cercanía del Reino de Dios que amerita conversión y fe en esa Palabra de Jesús. Pero muchos no creen; no desean cambiar su concepto de Reino. Antes de estos versículos ha hablado de la parábola del sembrador.

Jesús utiliza un lenguaje sencillo, al alcance de todos para explicar los misterios de Dios. Jesús es un pedagogo innato. Él sabe observar los campos, los comportamientos humanos, los fenómenos  de la naturaleza y sabe aplicar  los procesos naturales que se dan en ellos para hablar de las cosas de Dios que gratuitamente suceden día a día, a fin de que su mensaje penetre hasta la médula y pueda surtir efecto en el corazón del hombre para su conversión y adhesión.

Si en la parábola del sembrador (Mc 4,13-25) nos hacía ver las dificultades de la tierra (corazón del hombre) para que la Palabra sea acogida, ahora nos habla de la gratuidad de la Palabra de Dios, que por sí misma crece en el interior del hombre y lo lleva a la plenitud.

4. ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO A  MI?

El reino de Dios me habla de  la soberanía de Dios sobre mi corazón humano.  El Reino está dentro de mí y  es Jesús mismo.

Desde aquí tengo algunas certezas:

El Reino crece dentro de mí. Es gratuito. Dios mismo me ha regalado tremendo don. Como es gratuito, Dios no me lo va a quitar; el don siempre está y se acrecienta en mí, porque tiene en germen la potencialidad de llevarme hasta Dios y permanecer en El. Por eso lo compara a una semilla que crece por sí sola o a un granito de mostaza que de pequeña se hace gigante. He visto en muchos campos del llano venezolano, en plena sequía, una flor, o un arbusto que no dejan de sorprender a la inteligencia cómo es posible que se  de en esos ambientes. Así es Dios, él puede hacer surgir la fe desde lo más pequeño y entre las mayores vicisitudes.

Permitir que crezca el Reino dentro de nosotras las misioneras agustinas recoletas amerita una capacidad de escucha grande, porque Dios no está en lo aparatoso, sino en lo cotidiano, en lo sencillo, en lo imperceptible, fuera del cálculo y lo controlable.

Este crecimiento solo podrá darse en nosotras si volvemos a lo esencial del evangelio, agradeciendo el don recibido sin pedir factura por nada, porque hemos de dar gratis, lo que gratis hemos recibido.

6. ¿QUÉ ME HACE DECIR EL TEXTO A DIOS?

Señor de la semilla que germina en las sombras de la noche, reconozco en ti tu fuerza renovadora, tu palabra de vida, y tu actuar que transforma.

Tu Reino en nuestras manos agita nuestro espíritu y nos lleva por caminos de luchas y esperanzas…eso dice la canción…y eso hace tu Palabra cuando llega a su plenitud.

Gracias por el don de la fe!!!No permitas que la simiente del Reino sembrado en nuestro corazón se opaque con unas hojas de cizaña, antes bien, que las propias dificultades del camino, se conviertan en forjadoras  que ayuden a que tu Reino llegue a todos por los caminos de la justicia y la esperanza.