“Dios, separarse de ti es caer; volverse a ti, levantarse; permanecer en ti es hallarse firme (sol 1,1,3).

A TODAS LAS MISIONERAS AGUSTINAS RECOLETAS

Queridas hermanas:

Reciban mi abrazo fraterno

Al evocar las fiestas agustinianas que ya se aproximan, evoco en mí ese deseo grande de profundizar en el misterio de Dios, como lo hizo Agustín, para amarle cada vez más, como lo hizo él hasta el final de sus días.

El mes de agosto es un tiempo de acción de gracias. Grandes santos nos acompañan en el calendario litúrgico; de nuestras fiestas agustinianas destacamos las de Santa Clara de la Cruz de Montefalco, San Ezequiel, Santa Mónica y nuestro padre San Agustín.

Los santos son personas muy queridas, cercanas, compañeros de camino, sobre todo cuando sabemos que ellos nos muestran, con el testimonio de su vida, el camino singular para llegar hasta Él.

De Santa Clara de Montefalco aprendemos su gran amor a Jesús crucificado. De San Ezequiel, su apasionado celo misionero por Cristo, su fortaleza para sobrellevar la persecución y su unión vital con Cristo, todo mantenido por su espíritu de oración y contemplación.

Santa Mónica es la madre, esposa e hija de la Iglesia que en cada uno de sus procesos vive unida a Cristo y a la Iglesia, perseverando en la oración hasta ver colmados sus deseos para sus seres queridos.

San Agustín nos evoca al gran hombre de todos los tiempos, buscador incansable de Dios al que encuentra en lo más profundo de sí mismo. La profundidad de su doctrina, siempre alimentada con palabra de Dios, nos desafía a conocerlo cada día más y mostrar al mundo que vive no solo en sus obras sino en sus hijos e hijas.

A partir de su conversión san Agustín se hace un hombre de Dios y un hombre para los demás. De su inteligencia brota el deseo de conocer más a Dios y profundizar sus misterios, escudriñando las Sagradas Escrituras, para dar respuestas a los interrogantes de los hombres de su tiempo, manteniendo la paz y la serenidad, a pesar de los conflictos dentro de la Iglesia y en el propio imperio romano.

Nuestra Madre de la Consolación es el culmen de este tiempo celebrativo agustiniano. A través de ella Dios mandó al mundo al Consolador, Cristo Jesús. La participación en los dolores de la pasión de su Hijo y en las alegrías de su resurrección la ponen en condición de consolar a sus hijos en cualquier aflicción en que se encuentren. Elevada al cielo, es imagen y principio de la Iglesia que habrá de tener su cumplimiento en la vida futura, así en la tierra precede con su luz al peregrinante Pueblo de Dios como signo de esperanza cierta y de consuelo hasta que llegue el día del Señor (LG 68; cf. 2 P 3,10).

Para todos estos santos la fe fue la brújula y el timón de su vida. Todos, marcados con la impronta de su misericordia, tuvieron una mirada profunda para descubrir la voluntad de Dios en los acontecimientos de su vida, en el fondo de su corazón y en el discernimiento de la palabra de Dios. Como a ellos no les faltó la gracia, a ninguna de nosotras nos faltará si apostamos a vivir este don del Espíritu Santo dado a su Iglesia, como es el carisma agustiniano, un carisma, siempre antiguo y siempre nuevo, que hunde sus raíces en la comunidad de Jerusalén, donde todo lo tenían en común. Un carisma siempre nuevo, porque la comunión, el amor, la caridad es el proyecto de Dios Padre para los hombres manifestado, expresado y consumado en Jesucristo.

No cerremos las puertas al amor, a vivir en caridad perfecta y en conversión continua hasta que lleguemos a la medida de Cristo, imagen de hombre perfecto que nos exige siempre vivir en una constante búsqueda de su voluntad.

Les comunico que realizaré la visita general canónica a las comunidades de España en este segundo semestre del año 2020, pido nos acompañen con la oración fraterna, para que estos días de reflexión sean tiempo propicio para el discernimiento comunitario. Las fechas son las siguientes:

Comunidad de Monteagudo del 2 al 7 de septiembre.

Comunidad de Salamanca del 12 al 18 de septiembre.

Comunidad de Triana del 24 al 30 de septiembre.

Comunidad Colegio Ntra. Sra. de la Consolación de Granada, del 9 al 16 de octubre. Comunidad de Las Gabias del 17 al 22 de octubre.

Comunidad de Almería del 24 al 30 de octubre.

Que la intercesión de la Virgen María, de san Agustín y de santa Mónica nos acompañe en este camino. Camino de santidad y cercanía de Dios que nos va purificando y animando a seguir este itinerario de fe.

¡Felices fiestas agustinianas!

Leganés, 21 de agosto de 2020

Hna. Nieves María Castro Pertíñez

Superiora general