Tercera semana de Adviento y la invitación en esta ocasión es la ALEGRÍA.

¡Está cerca, muy cerca! ¿Cómo no estar alegres? El distintivo del cristiano debería ser la alegría, porque se sabe amado y salvado, porque descubre cada día los gestos de Dios en su vida, con sus hermanos, con aquellos con quienes se rodea o con aquellos con los que cruza una mirada, un gesto, una palabra.

Dios quiere nacer en ti y esto es motivo más que suficiente para vivir tu vida con alegría.

No se trata de una alegría temporal o superficial, sino profunda, que toque lo más íntimo de cada uno de nosotros. Que esta Navidad recibamos a Jesús con alegría porque nos sabemos amados por Dios.

No lo olvides, vive hoy y siempre con la alegría de Jesús.