Llevamos seis meses del año 2021, que quién lo iba a decir, los hemos pasado en “cuarentena”: siete días radical y siete flexible. Aunque al ser un colegio y no venir  los  alumnos a clase, la verdad, para nosotras no se diferencian mucho. ¿Qué no podemos salir a la calle?; pero si aquí, con Covid o sin Covid no se puede salir por la falta de gasolina; y con este calor, a pasear, poca gente se atreve. Los que lo hacen, porque no les queda otro remedio, son los que viven muy lejos y tienen que venir caminando porque no hay transporte.

Pero aun así, hay cosas que contar:

Este año somos familia numerosa, de cinco miembros. Dos nuevos fichajes: Una “recuperada” con el cierre de la comunidad de Caracas, con mucho rodaje en este mismo colegio – “x” años de directora – y la otra, nueva, experta en redes sociales, que ya ha puesto a funcionar lo que bautizó como “pastoral digital”. No se extrañen, pues, si nos notan algo en-redadas.

En enero, fuimos visitadas por el huésped más insignificante, pero el más temido y menos deseado en el mundo entero. Lo tuvimos en casa, pero gracias a Dios, se limitó a una persona, que no quiso compartirlo con las demás, y se recuperó pronto y perfectamente.

Sin presencia física del alumnado, el colegio está tranquilo – hasta un búho ha anidado en una mata de mango – pero en pleno rendimiento. Los profesores vienen a grabar sus clases, recibir las tareas y ponerse al día en nuevas técnicas y se han reiniciado actividades pastorales que quedaron el curso pasado inconclusas.

Las Primeras comuniones, que se hubieran celebrado en mayo del 2020 las retomamos en la cuaresma, en grupos de 12 niños cada semana. Los martes, venían a catequesis, padres y niños para recordar lo que se había trabajado semanalmente, durante el curso pasado y completar algunos contenidos.

Los jueves volvían a venir para celebrar el sacramento de la reconciliación y el sábado, al aire libre sólo los niños con los dos papás, se celebraba la Eucaristía en ambiente familiar, guardando las distancias, pero con mucha alegría.

El P. José Gregorio Pineda, párroco de la parroquia Virgen Niña, atendió el aspecto sacramental, con mucho cariño, durante las seis semanas de trabajo intenso, que mereció la pena, pues se pudo culminar el proceso iniciado en 2019.

El 15 de abril se llevó a cabo el encuentro de la Infancia misionera, cuyos niños, estaban locos por volver a reunirse.  Vinieron acompañados por sus padres y pasaron una hermosa mañana de reflexión y oración.    El Padre director general de las OMP de la arquidiócesis, estuvo presente; expuso el Santísimo y todos pasaron a hacer un momento de adoración y luego él los bendijo uno por uno con la custodia.

Al final impuso la bufanda roja a los mayores del grupo.

Y terminamos el mes de abril con la fiesta esperada y deseada por todos los venezolanos: La beatificación del Dr. José Gregorio Hernández, que se publicó en junio del año pasado y se fue posponiendo, pensando en que la pandemia no iba a durar tantos meses. El acto, presidido por el Nuncio apostólico, tuvo lugar en Caracas, el día 30, precedido por una solemne vigilia y actos en los que se resaltó su vida y santidad.

Venezuela cuenta con tres fundadoras de congregaciones autóctonas que ya son beatas, pero el SANTO del pueblo, que conoce todo el mundo y al que se encomiendan, es José Gregorio, “el médico de los pobres”, además de reconocido científico en el ámbito de la medicina.

Nosotras tuvimos la gran oportunidad, en enero, de visitar, en la parroquia de La Candelaria de Caracas, el lugar donde custodian sus restos, y tocarlos de cerca, gracias al detalle del párroco que es actualmente el postulador de la causa.

En abril seguimos con alegría los actos de la beatificación, y en mayo estuvimos en la Eucaristía en la Basílica de la Chinita, cuando el Sr. Arzobispo hizo la presentación de la reliquia que entregaron para la diócesis de Maracaibo.

Por nuestra parte, hemos honrado al “santo” de todas las formas a nuestro alcance.

Y por si fuera poco, tenemos en casa a tres futuras beatas venezolanas (ver foto). 

El día 19 de mayo, en plena semana vocacional de la Congregación, y a la vez semana del Colegio, tuvimos la renovación de votos por dos años, de la Hna. Wenderlyng Reyes. Con ese motivo tuvimos misa en casa, que presidió el P. Alfredo Sánchez, OAR, superior de la comunidad recoleta de Maracaibo.

Por supuesto, también celebramos Santa Rita retransmitiendo por las redes, para la comunidad educativa, la misa celebrada en nuestra capilla, en privado, y presidida por el P. Eleuterio Cuevas.

En este año de la familia, encomendamos a la Patrona todas las familias del colegio, de manera especial a las que tienen algún miembro con Covid o lo han perdido recientemente. Y le suplicamos – patrona de casos imposibles – que interceda para que cese esta pandemia, que junto con “otras”, que está sufriendo el pueblo, convierten la vida diaria del venezolano en una lucha sin tregua, esperando contra toda esperanza.

Maracaibo, 28 de mayo de 2021

Hna. Marina García A.