Caminante, son tus huellas/ el camino y nada más;/ Caminante, no hay camino,/ se hace camino al andar. Antonio Machado. Este poema sirve para impulsarnos, como Vida Religiosa, a ser voz activa en este camino sinodal al que el papa Francisco ha invitado a toda la Iglesia. Nosotros, consagradas y consagrados, cada uno desde el carisma regalado, seamos artesanos de la sinodalidad, caminando junto a todo el pueblo de Dios, como ese homo viator que también nos muestra la literatura clásica en letras de Dante y su divina comedia.

Como presencia en los márgenes de nuestra sociedad, al lado de los últimos, en la escuela y en ambientes alejados de la fe, tenemos la misión de preguntar: “¿Qué queréis de la Iglesia?”. Y así poder llevar la voz de todos al Sínodo de la sínodalidad – Por una Iglesia Sínodal: Comunión, Participación,  Misión – cuyo peregrinaje concluirá en Roma en octubre de 2023.

Volver hacia una iglesia sinodal implica apostar por una mayor participación, diálogo y escucha, también entre todas las formas de Vida Consagrada. Por eso hemos querido dar voz a todas ellas. Solo desde la cultura del encuentro y una clara conciencia de la riqueza de la unidad en la diversidad podemos hacer realidad el lema caminando juntos.

Comunión, participación y misión son palabras familiares y esenciales. Nos encontramos por lo general en comunidades formadas por personas de diversas culturas; hemos de aprender a detenernos con la inteligencia y con el corazón en las riquezas que nos vienen de la presencia simultánea de personas y realidades diferentes, que constituyen uno de los dones espléndidos que Dios hace a nuestros institutos.

Por tanto, una contribución de los consagrados consiste en profundizar las motivaciones espirituales y eclesiales y revitalizar esos organismos de nuestra particular sinodalidad. El camino sinodal es pues una oportunidad que no debe de perderse.

Podemos contribuir especialmente con esta dimensión comunional, convertida y renovada que nos hace comprender que la sínodalidad no es solo ser comunidad entre nosotros sino que hemos de estar abiertos a caminar junto con los demás.

Gloria Quintero M.A.R