El 9 de octubre tuvimos nuestro retiro de mes. Queremos compartirles la primera parte.

Queridas hermana, estamos en el mes misionero, y qué bueno recordar a nuestros fundadores, nuestros inicios, nuestra cuna. Ellos, además de vivir el carisma recoleto y fraterno, quisieron, atentos a la voz del Señor, vivir más intensamente la vida misionera.

Por eso, desde el principio, en nuestro nombre va el término: “misioneras”. En ese momento eso suponía ir a tierras lejanas, a otras culturas. Se suponía que las personas que nos rodeaban, no necesitaban ser evangelizadas porque vivían en un ambiente de fe. Y para ir a aquellos lugares apartados, se necesitaba valentía. Era dejarlo todo y para siempre.

Pensemos en nuestras hermanas: Esperanza, Ángeles y Carmela. Habían sido llamadas a la vida Contemplativa. Era su sueño, su gozo, su seguridad. Pero… un día llegó alguien a inquietarlas, a sembrar en su corazón la duda. Una invitación… ¿Será eso lo que quiere Dios? Incertidumbre, preocupación, pero sobre todo: oración. Su amor al Señor era grande y fuerte y si Él quería que ellas dejaran todo nuevamente, estaban dispuestas.

¿Cuáles serían los sufrimientos, las rupturas, las renuncias que exigía este nuevo llamado del Señor? (Para meditar y más tarde poner en común). ¿Cuáles serían las dificultades, que encontraron al llegar a China? ¿A qué iban a China? ¿Qué las sostuvo?

Ellas habían recorrido un camino

-.Se habían encontrado con el Señor. Él las llamó y ellas respondieron, y continuaron fielmente buscándolo en la oración, Él era su fortaleza porque era su AMOR.

-.Fueron dejando a un lado su forma de pensar, sus seguridades, sus preocupaciones, poniéndolo todo, cada día, en manos del Señor. Van asimilando cada vez más los sentimientos de su amado Señor. Él transforma la vida.

-.Escuchaban cada día al maestro, se hicieron discípulas. Reflexionaban sobre la vida, persona y enseñanza de Jesús.

-.Como agustinas aprendieron a vivir en comunión, primero en su comunidad religiosa y más tarde, en la nueva comunidad, y con los padre, con las niñas, las jóvenes y los vecinos.

-. Atendiendo al nuevo llamado del Señor, se hacen misioneras ad gentes, primero atentas a la nueva cultura, aprendiendo el idioma y las costumbres y luego predicando, primero con el ejemplo: acogida, amor, misericordia, y luego con las palabras. Están siempre atentas a mantener una relación de confianza y amor al Señor cultivando una intimidad amorosa, abriendo el corazón a la gracia de Dios.

VIDEO sobre nuestros orígenes.