El mes de octubre es el mes de las misiones. Se abre con Santa Teresita del Niño Jesús, patrona de las misiones. Se cierra con la celebración de la consagración episcopal de Mons. Francisco Javier Ochoa, nuestro gran misionero. Es un mes para reavivar nuestro espíritu misionero. Es un tiempo de gracia para mirar nuestro pasado con gratitud y proyectar nuestro presente con esperanza.
Desde las Determinaciones del XII Capítulo General queremos todas dar un impulso a nuestro carisma reavivando nuestro celo por la misión; uniendo esfuerzos, personas, recursos para que la misión sea el motivo inspirador de nuestra reestructuración y renovación personal, comunitaria e institucional.
Que el Espíritu Santo durante este mes toque nuestros corazones y nos muestre los caminos, desde el discernimiento personal y comunitario, para apostarle a la misión. Su Espíritu haga crecer en nosotras la llama de la fe para ser comunicada a muchas personas que la esperan.
En oración confiada y en una entrega generosa, renovemos cada uno de nuestros días esa pasión por Jesús y por el Reino que caracterizó a nuestros fundadores.