Durante el mes de agosto algunas afortunadas pasan un tiempo especial, se suele ir a una tierra singular, en este lugar hay muchos oratorios,  algunos  no están acabados y a pesar del frío que hace, se llena de personas deseosas de pasar un tiempo especial con el Señor.   Para ellos, el que se celebre la eucaristía en su oratorio es motivo de fiesta, así que suelen adornar lo mejor posible, queman incienso y también petardos.  La pena es que en las comunidades lejanas,  no cuentan con más que una escuela muy elemental, así que los chicos sólo aprenden a leer y escribir y poco más, no importa lo inteligentes que puedan ser, su destino es casarse pronto y cultivar la tierra que los vio nacer.

                            

Terminando el mes hemos logrado llegar solamente a 38 de las más de 50 comunidades… Algunas porque ya se visitan a fin de mes, otras porque ya habían sido visitadas antes de que viniéramos.  En todos lados hemos sido bien recibidas y en ocasiones hasta casa nos han ofrecido.  También saludamos a las familias de todas las formandas y profesas que están en la congregación, algunas familias nos han recibido con preguntas sobre sus hijas, otras diciendo que las extrañan, pero todas muy contentas de recibir nuestra visita.  

Durante este mes se tuvo una convivencia vocacional la cual resulto ser toda una aventura.  En un principio teníamos la casa apartada para 20 personas.  Luego, como había que pagar por adelantado, aprovechamos para aumentamos a 25 y aún así algunas jóvenes se quedaron sin poder asistir pues se nos llenó el cupo y ya no podíamos aumentar el número de la reserva.  En la evaluación de la convivencia todas han quedado contentas y muchas se  apuntaron para llevar acompañamiento vocacional, no sabemos si a todas las llama el Señor para ser religiosas, pero igual la guía y compañía de una hermana les vendrá bien para aclarar sus ideas y desarrollarse como buenas cristianas.

Bien, los días van pasando y el mes va terminando, estamos cansadas y con deseos de ir a casa o  de de vacaciones según sea el caso, la gente aquí muy a gusto con tenernos entre ellos y los frailes dicen que somos sus compañeras de fatigas y extrañarán nuestra compañía en esas largas jornadas en las que en ocasiones celebraban hasta cuatro misas al día cada uno para lograr visitar todas las comunidades por lo menos una vez al mes.

En fin, que podríamos colaborar con los Agustinos Recoletos en el acompañamiento y formación de estas comunidades, pero el tiempo que pasamos con ellos es muy breve y da para poca cosa.  Tal vez en algún momento de nuestra historia podamos colaborar más estrechamente con ellos, pero por el momento nos despedimos de estas tierras cubiertas de bosques y mucha vida.

Equipo Itinerante

 

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